Roberto Díaz, pintor: «Soy un cronista de lo cotidiano, mis cuadros cuentan pequeñas historias»

Fernando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

El pintor Roberto Díaz
El pintor Roberto Díaz ANGEL MANSO

El artista celebra el 25.º aniversario de su primera exposición con un catálogo

22 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Roberto Díaz (A Coruña, 1973) es uno de esos artistas que no necesitan tarjeta de visita. Sus cuadros son tan personales, tan reconocibles, tan Roberto Díaz que se sobran para identificar al pintor a leguas. Uno de los talentos más destacados del actual panorama artístico coruñés que tiene obra por medio mundo y que está preparando un catálogo con una selección de sus cuadros para conmemorar los 25 años que han pasado desde su primera exposición. «¿La diferencia entre el Roberto de hace 25 años y el de ahora? Canas y presbicia, pero poco más. Sigo con la misma ilusión mientras pueda dedicarme a lo que me gusta», sentencia el artista.

—¿Recuerda cómo fue aquella primera exposición?

—Fue en el centro Fonseca, cuando estaba el padre García de Dios, a finales de enero de 1999. El año anterior había ganado el certamen de Balconadas en Betanzos y me propusieron exponer ahí. La verdad es que nunca se me había ocurrido hasta entonces hacer una exposición. Yo por entonces no tenía claro si me iba a dedicar a pintar profesionalmente. Me dedicaba al diseño gráfico. Pero desde entonces no he dejado el pincel.

—¿Y ha cambiado mucho su arte en este tiempo?

—No creo que hubiese mucha diferencia con lo que hago ahora. De hecho creo que es parte de mi secreto, que no he ido dando bandazos. He hecho lo que me pedía el cuerpo, y esto siempre fueron imágenes reflexivas, serenas... Fui variando matices sobre ese concepto que tengo del arte, que quizá perciba yo solo, pero siempre siguiendo el mismo camino. En el mundo del arte, si aguantas, ganas. Tienes que ser constante hasta que te reconozcan. En mis cuadros está mi esencia, la de una persona observadora. Y eso, aunque mi vida ha cambiado mucho, a permanecido inalterable en mi obra. Es como si a un músico que hace soul le dices que tiene que hacer electro latino para vender más. Pues no, sería renunciar a mi personalidad.

—Va a sacar un catálogo para celebrar estos 25 años.

—Saldrá en edición física y digital y tendrá una selección de mis 25 cuadros favoritos de figura al óleo de este cuarto de siglo, y un bonus track, como en los discos de grandes éxitos. Y después hay otros 25 cuadros que no son figura: paisajes, bodegones, retratos, ilustración... Tendrá además una introducción de Yolanda Castaño y textos de Noelle Campbell, que es una galerista de Dublín, entre otros.

—Usted en el fondo es un cronista, capta instantáneas, retazos de cotidianeidad, como si fuera un fotógrafo con un pincel.

—No lo había pensado así, pero sí, puede decirse que soy un cronista de lo cotidiano. Al fin y al cabo se pueden hacer crónicas escritas pero también pintadas, ¿no? Mis cuadros cuentan cosas, pequeñas historias que están detrás de sus protagonistas. Son cosas que veo, no sé, imágenes que tienen algo de poesía y que por eso llaman mi atención.

—No puedo evitar que muchos de sus cuadros me transmitan cierta soledad.

—Disfruto mucho de la soledad. Socializo como todo el mundo, claro, no soy un bicho raro. Tengo hijos, familia, amigos, pero necesito de mis momentos solo. Desde siempre. Aislarme en mi mundo. Esa soledad que expresaba Edward Hopper la llevo muy dentro. Me gustan esas imágenes de gente sola, aunque es como si alguien las estuviera observando, hay un poco de voyerismo en mis cuadros.

—¿Nunca le ha tentado adentrarse en el terreno del abstracto?

—Claro, y lo he hecho. Pero todos tenemos un lado conservador, y si la pintura figurativa me va bien, ¿por qué voy a cambiar? Pero eso no quita que tenga mi lado abstracto, que igual algún día lo muestro. Aunque no me gusta dar bandazos, quiero que la gente tenga una idea clara de lo que hago. No entiendo lo de cambiar constantemente de estilo. La vida da para especializarte y hacerte realmente bueno en algo concreto, no en muchas cosas. Aunque hay artistas a los que les funciona, y me parece estupendo. Pero aunque yo tenga otras inquietudes no me gusta enseñarlas, no quiero que distorsionen mi imagen.

«He vivido el arte desde todas las perspectivas: como autor, gestor, empresario...»

Roberto Díaz estuvo viviendo trece años en Cataluña, hasta que hace unos cinco regresó a su ciudad de origen: «Estuve dirigiendo el Museu Josep Cañas, el mejor escultor catalán del siglo XX. Aprendí mucho de gestión cultural, de lo que es acercar el arte a la calle, a la gente, que es un modo diferente de ver este mundo», explica el artista, que a su regreso a A Coruña asegura que se encontró «con una ciudad cambiada. Aunque puede que el que haya cambiado sea yo».

—También tuvo una empresa de decoración artística, La Factoría Plástica.

—Empezamos como un simple blog y terminamos trabajando en una nave de 600 metros haciendo cosas para Dani Martín, Cristiano Ronaldo... Era decoración artística a medida. Y también aprendí mucho ahí sobre el arte como empresario. Tengo una visión total del arte, porque lo he vivido desde todas las perspectivas posibles: como autor, como gestor, como empresario... Incluso desde la del márketing, ya que también trabajé como responsable técnico de producto de Royal Talens, la empresa de bellas artes más grande del mundo.

—Sin embargo no se prodiga demasiado por galerías. ¿No tiene pensado hacer una exposición en este aniversario?

—¡Quién sabe! Lo que sí es cierto es que no soy de los que está en todos los sitios a todas horas. Ni me gusta exponer en esos grupos de artistas que se forman que parecen que van en el mismo autobús a todos lados. Soy muy independiente. Me llevo muy bien con muchos artistas, pero no entro en ese tipo de grupos, salvo que sea por una causa benéfica. Hoy en día las exposiciones no suelen ser rentables. Queda muy bonito, pero o es una cosa muy potente, o sirve de muy poco.