Las Irmandades da Fala regresan a Elviña

Andrés Rey A CORUÑA

A CORUÑA CIUDAD

La romería das Irmandades da Fala se celebró en el lugar de As Maceiras, en Elviña, a donde llegaron los participantes vestidos de época en un roteiro desde Eirís.
La romería das Irmandades da Fala se celebró en el lugar de As Maceiras, en Elviña, a donde llegaron los participantes vestidos de época en un roteiro desde Eirís. Marcos Míguez

Un homenaje a la romería que organizaban los intelectuales coruñeses en 1916

18 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Castaños recubiertos de hiedra, lilas de verano, moras, correolas, helechos... flanquean un camino que se aleja de la ciudad. Al recorrerlo, el estruendo del tráfico se convierte en murmullo, se escucha el rozar de las hojas, los cantos intermitentes de los pájaros, zapatos hundiéndose en la tierra. Muchos zapatos. Una multitud se acerca entre panderetas, gaitas y panderos. Las mujeres están vestidas con faldas rígidas de arpillera, de color tostado; los hombres llevan camisas blancas y sombreros de paja.

«Desde 1916, intelectuales coruñeses de las Irmandades da Fala venían aquí, a Elviña. Organizaban una romería para que los urbanitas y la gente del entorno rural se mezclasen, compartiesen ideas, festejasen juntos...», narra Rodrigo Osorio, miembro del colectivo In Nave Civitas. Es un hombre de mediana edad con gafas redondas y barba blanca poblada. «Hay que recuperar la idea de aquellos encuentros, no queremos permitir que todo eso caiga en el olvido».

En el 2016, al cumplirse cien años de la primera romería de las Irmandades, este colectivo —con el apoyo de la asociación Tempo Novo y los vecinos de Elviña y Castro— se propuso continuar la tradición. Desde entonces se reúnen anualmente para recrearla y recordarla.

«Queremos hablar de Vilar Ponte, de Lugrís, de Lesta Meis... de gente que estuvo aquí», explica Lois Gómez, vecino de Castro. «Después de comer leeremos algunos fragmentos, aunque no buscamos ningún simposio académico, aquí no somos expertos en nada. Y tocaremos música».

La romería también pretende reivindicar el territorio de Castro, siempre maltratado por la ampliación urbanística, según Osorio. «Desde 1954 ha sufrido mil expropiaciones. Para construir la avenida de Alfonso Molina, el campus universitario...».

Tanto Gómez como Osorio insisten en que no solicitan un solo céntimo de dinero público. Todo se lleva a cabo gracias a la colaboración de los vecinos. Los trajes están tejidos por mujeres de Castro, las mesas son de las casas de alrededor y la finca de As Maceiras es de una vecina que la cede todos los años.

Ambos hombres se sientan junto a los demás en la larga mesa, al amparo de la sombra estrecha del mediodía. «Organización comunitaria, memoria y que surja lo que tenga que surgir».