Carlota Pérez: «A Coruña está a la cabeza de las ciudades en materia de inclusión»

FErnando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA CIUDAD

Carlota Pérez, directora del Sacra Festival, reside actualmente en Chantada
Carlota Pérez, directora del Sacra Festival, reside actualmente en Chantada MARCOS MÍGUEZ

Experimentadanza presenta «Distopía» en el festival de artes inclusivas Festigual

24 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Mañana arranca una nueva edición del festival de artes inclusivas Festigual, una iniciativa que cuenta con un sinfín de participantes y que se extenderá hasta el 3 de diciembre, fecha en la que pondrá el colofón El Langui con un concierto en el Ágora. Hasta entonces, podremos disfrutar de espectáculos como el que presenta el jueves a las 20.30 horas, también en el Ágora, la compañía Experimentadanza, al frente de la cual —y de la asociación cultural para la integración social Diversos— está Carlota Pérez (Chantada, 1975), experta en estas lides toda vez que también organiza en la ciudad el Encontro de Artes pola Integración.

—A pesar de contar con su propio evento no han dudado en apuntarse al Festigual.

—¡Por supuesto! Llevamos haciéndolo años, así que imagínate, me parece maravilloso. Y lo estamos haciendo muy bien porque hemos conseguido que no se solapen estas iniciativas en el tiempo y cada uno tiene su seña de identidad y sus características. Por ejemplo, Festigual es más de interiores, mientras que el Encontro de Artes pola Integración es más de calle, Diversidarte va más orientado a otras artes... Llegamos a hablar de formar una plataforma con estos tres festivales. Esto le da a A Coruña algo muy especial y la coloca a la cabeza de las ciudades en materia de inclusión, a la altura de Barcelona. Es maravilloso que en una ciudad de este tamaño haya tres festivales dedicados a esto.

—Presentan un espectáculo titulado Distopía.

—Es un montaje sobre las dictaduras y su manipulación del hombre. Nos muestra cómo el pueblo se subleva contra ese sistema recuperando su lado animal, su lado instintivo. Es una producción creada específicamente para el festival. Lo hacemos con la Banda Municipal de Música, que siempre es una gozada trabajar con ellos. Además, con Juan Miguel Romero Llopis de director, que está siempre abierto a este tipo de propuestas. Así que somos 48 músicos y 19 personas en escena.

—¿De dónde sale toda esa gente?

—Tengo un grupo estable desde hace años, pero se va sumando gente de asociaciones y profesionales de las artes, ya que es un proyecto de inclusión, de comunidad. Tengo gente que viene de Cogami, del Pascual Veiga, del centro de Palavea... Y en esta ocasión hay hasta siete niños de entre 7 y 14 años.

—¿Cómo nació Experimentadanza?

—Llevamos desde el 2003, cuando nos juntamos tres bailarinas —Katerina Valera, Blanca Blanco y yo— con la idea de formar nuestra propia compañía para sacar adelante un espectáculo que teníamos que se llamaba A escondidas. Yo tenía en aquel entonces una empresa de gestión cultural y ensayábamos en lo que era Baby Studio. Presentamos la pieza a un festival de nuevos creadores en Portugal y ganamos. Y ahí me animé a seguir. Llevo ya dirigidos unos 22 espectáculos y nos han dado premios en Madrid, Portugal... Pero luego llegó la maternidad y desaceleró un poco las cosas. Incluso tuve la duda de si seguir bailando o dejarlo y quedarme solo en la dirección.

—¿Y cuándo se convirtió en un proyecto dirigido a la integración?

—Fue en el 2008, que es cuando empecé a trabajar en programas culturales en prisiones. Coincidió además con una profunda crisis personal en la que me planteé por qué bailaba, si realmente me interesaba, si había algo más allá del ego del artista, si se podía llegar con la danza a lugares a los que no llega la palabra. Estuve cinco años entre Teixeiro y Monterroso trabajando con hombres y mujeres, con una diversidad total en la que incluso cabía la enfermedad mental. Ahí cambió todo, empecé a trabajar en la inclusión y ahora mismo no concibo la compañía si no es con un fondo inclusivo. Se ha transformado en una compañía profesional de artes en comunidad, pero no quise cambiarle el nombre que ya tenía.

—¿Qué les aporta la danza a las personas en riesgo de exclusión?

—Lo primero es que al trabajar con otras personas más normalizadas ellos no se sienten excluidos. Después, a nivel físico, la danza obra unos cambios enormes. Y la motricidad influye también en el cerebro. Es todo interdisciplinar, porque también trabajamos con textos, música...

«Me enamoré de la Ribeira Sacra y me fui a vivir allí cuando nos confinaron»

Carlota Pérez cambió su residencia coruñesa hace algún tiempo, arrastrada por los encantos de la Ribeira Sacra. Y como su cabeza no descansa, en Pincelo montó Sacra Experience y un evento llamado Sacra Festival que tiene ya siete años de recorrido, aunque no deja de evolucionar: «Se va a convertir en un festival comunitario, vamos a hacerlo en la naturaleza sin barreras y vamos a meter además espectáculos de inclusión», explica.

—¿Cómo surge esta aventura en la Ribeira Sacra?

—Me enamoré de la zona trabajando en el Sacra Festival y terminé yéndome a vivir allí definitivamente cuando llegó la pandemia y nos confinaron. Es lo mejor que he hecho en mi vida. Aunque no voy a engañarte, es complejo vivir allí. Pero compensa cuando ves lo felices que vienen los artistas y la cantidad de gente interesante que terminas conociendo. Hacemos residencias artísticas y allí nacen todas las propuestas.

—Dice que el Sacra Festival va a evolucionar.

—La verdad es que nació como un festival inclusivo, pero después, al ver que había muchas barreras, paramos un año y le dimos una vuelta, de manera que empezamos a hacerlo como un festival artístico en general, en el que la música tenía un papel muy importante, pero en el que cabían muchas más cosas. Pero ahora nos estamos esforzando para que sea un festival comunitario, sin barreras en los espacios.

—Algo complejo en una zona como la Ribeira Sacra...

—Hay muchas alternativas, muchos lugares accesibles para celebrar eventos, como el pazo de Tor, la playa de A Cova o nuestras instalaciones en Pincelo, donde estamos trabajando para hacer un aula totalmente accesible.