Ascensión Cambrón, filósofa: «Hacer uso de la cultura como si fuera un barniz para aparentar estatus es hipocresía»

Mila Méndez Otero
mila méndez A CORUÑA / LA VOZ

A CORUÑA

Cambrón, en el centro, durante el acto de ingreso en el Instituto José Cornide
Cambrón, en el centro, durante el acto de ingreso en el Instituto José Cornide ANGEL MANSO

La profesora emérita de la UDC ingresó ayer en el Instituto José Cornide

16 abr 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El Instituto de Estudios Coruñeses José Cornide amplía la lista de sus miembros con la incorporación de Ascensión Cambrón Infante (Córdoba, 1943). La profesora emérita de Filosofía do Dereito, Moral e Política de la UDC, coruñesa de adopción, confiesa que este ingreso «representa un halago y una satisfacción inmensa. A lo que me he dedicado en la vida es a la investigación y al trabajo intelectual. Esto se reciben como un reconocimiento para seguir ahondando en estas vías de trabajo que una va consolidando a lo largo de su vida». Al acto de ingreso, en María Pita ( A Coruña), estuvo presidido por Inés Rey.

—¿Las ganas de investigar no se han agotado?

—Mientras tenga salud, claro que no.

—¿Y qué le gustaría aportar?

—Me interesaría muchísimo utilizar mis conocimientos sobre Ramón de la Sagra y la sociedad europea del siglo XIX, con los procesos del asentamiento de la burguesía y la agrupación proletaria, una reivindicación que no se ha acabado todavía. Quisiera poder introducir las aportaciones de este pensador, reunir e informatizar toda su obra, parte está en francés, para hacer de ella cultura, no una capa de hipocresía, sino de conocimiento de nuestra sociedad. Conocer los fracasos que se han dado respecto a iniciativas que nos han precedido. La propia vida de este hombre es un ejemplo de frustración.

—En el currículo de Ramón de la Sagra siempre aparece esto destacado: fue la primera persona en España en escribir sobre el anarquismo. ¿Fue así?

—Es el primero que en España habla de anarquismo, sí. Pero no era anarquista. Ahí hay mucha confusión maledicente. Él apostaba por el socialismo racional.

—Desde esta esquina de la Península. ¿No estaba tan apartada?

—En el siglo XVIII, con todo el comercio colonial, la importancia de Galicia y de A Coruña fue tremenda. Lo que pasa es que las cosas han ido como han ido, pero no porque esta nacionalidad, cultura o población tenga un designio que nos mantenga aislados y resignados.

—¿Hay hipocresía en la cultura?

—Alguna gente hace uso de la cultura como si fuera un barniz para aparentar estatus. Eso es hipocresía, la cultura es otra cosa. Son las formas que adoptamos a través de la formación que vamos recibiendo según los estadios de nuestro desarrollo, de vínculos con lo que nos rodea, lo material, religioso, lo valorativo, lo moral. Eso es la cultura. Felizmente, una persona llega a un punto en el que ya no depende de los principios que le han dado. La cultura nos arropa, nos da identidad, seguridad en nosotros mismos y en las relaciones con los demás.

—¿También nos da libre albedrío?

—¿Sabe usted qué pasa? Que ese es un término casi vacío. El poder ejercer la libertad depende de muchas circunstancias, primero, de que puedas satisfacer tus necesidades primarais, de ahí el aforismo latino que dice, primum vivere, deinde filosofare. El libre albedrío está, en primer lugar, condicionado por las posibilidades que tienes de cuestionarte el presente y de resolverlo. Nadie puede decir que es absoluto.

—Son días de cambios para usted. Ingresa en el José Cornide y deja la junta directiva de la Asociación polo Dereito a unha Morte Digna de Galicia. ¿Está satisfecha con los avances conseguidos?

—Sí, pero sigo vinculada, como miembro. Hemos conseguido que sea legal la decisión de la eutanasia, falta mucho por conseguir para normalizar la tramitación de la petición, pero creo que todo se irá dando. La situación es otra. Hablando sobre esto, me viene esto a la cabeza: la decisión de alguien con una enfermedad que le hace imposible vivir, y ha de decidir qué hacer. ¿Tiene libre albedrío una persona así de enferma? Para todo lo que decidimos tenemos algún condicionamiento.