Hace unos meses, el colegio Eusebio da Guarda celebró su aniversario con un vídeo al ritmo de Xoel López
20 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Hace unos meses, el colegio Eusebio da Guarda celebró su aniversario con un vídeo al ritmo de Xoel López. Sonaba De piedras y arena mojada mientras los alumnos aparecían por los pasillos, envolvían una guitarra, miraban por las mismas ventanas que el cantante coruñés en aquella infancia que recuerda en esta canción. Antes, él mismo había cantado esos versos en una de las aulas del colegio. Los críos se aprendieron la canción, y el retaco arrastra las sílabas cuando canta «y yo no creo en los fantaaaaasmas».
En las últimas semanas me ha tocado recorrer esos mismos pasillos, subir y bajar escaleras que aunque no se parezcan a las que yo subía en EGB, guardan el recuerdo de sonidos y olores similares. La monotonía de lluvia tras los cristales, los poemas incomprensibles que canta López los hemos vivido todos en otros edificios de techos altos, ventanas de madera, mesas de color verde y ruido de sillas contra el suelo.
Desde la biblioteca luminosa y amplia del Eusebio, recuerdo las dos de mi colegio. La pequeña, que era un cuartito repleto de libros de Alfaguara de lomo naranja, al final de un pasillo. Y la grande, tan solemne con sus vitrinas de madera y cristal y las biografías de Stefan Zweig.
Me siento como una espía gigante en una casa de muñecas. Como si pudiera pisar los pupitres diminutos. Como si pudiera inundar estas clases si me echo a llorar, Alicia sin mandilón, fuera de sitio, caminando despacio por un pasillo adornado con mapas antiguos llenos de países que ya no existen. Aquí aprende el retaco a leer, a hacer amigos eternos, a jugar a piedra, papel y tijera. Cambian los métodos, la banda sonora. Pero los recuerdos que se crean aquí son universales, por eso caben en una canción.