Una red de 25 albergues públicos da servicio a los peregrinos de la provincia de A Coruña

Cristóbal Ramírez A CORUÑA

A CORUÑA

Rectoral de Sigrás, en Cambre, levantada sobre el que fue albergue medieval de peregrinos
Rectoral de Sigrás, en Cambre, levantada sobre el que fue albergue medieval de peregrinos cedida

Tras los de Ferrol y de Pontedeume, el de la capital está en lista de espera

12 feb 2024 . Actualizado a las 12:57 h.

Galicia cuenta a día de hoy con 75 albergues públicos dependientes del Xacobeo. Siete de ellos abren sus puertas en el Camino Inglés, esa ruta bicéfala que arranca de A Coruña (comienzo histórico) y Ferrol (preferido en la actualidad).

Pero la relación quedaría así incompleta, porque a los anteriores procede sumar dos de dependencia municipal (Pontedeume y Presedo, este último en Abegondo). Y otros tantos (San Lázaro y Monte do Gozo), ya en Santiago. ¿En el futuro? Rematado el de Ferrol, muy cerca del inicio de ese itinerario jacobeo, A Coruña y Pontedeume esperan con mayor o menor paciencia su turno. En el de Ferrol, con nada menos que 70 plazas e inaugurado el 30 de junio del año pasado, se han invertido 23.466,50 euros.

El actual de Pontedeume se encuentra en el puerto, es pequeño y ostenta el dudoso honor de ser el que más críticas recibe en las redes sociales. En el Ayuntamiento lo sabían y no han parado hasta conseguir 373.000 euros que han llegado vía Madrid, destinados a rehabilitar el llamado Antiguo Hospitalillo, detrás de la iglesia de Santiago.

Pendientes de la dirección de obra, esta comenzará en un plazo muy breve y debe estar terminada en ocho meses. El albergue dispondrá de 30 plazas, con posibilidades de aumentar (hay espacio), e inicialmente seguirá siendo gestionado por el Ayuntamiento. Claro que son muchas las probabilidades de que se contacte con la Xunta y esto último puede cambiar.

Mucho más atrasado está el de A Coruña a pesar de las vueltas dadas a la idea y de que parece tener un cierto complejo de Guadiana: se habla de él y se olvida. Lo cierto es que no pasa de ser una aspiración o un mero proyecto, o quizás ambas cosas.

Sigüeiro, capital de Oroso, carece de albergue público a pesar de que el Parlamento aprobó instalar uno. La Xunta envió el desmontable de Dozón, en un estado tan lamentable y el Ayuntamiento orosino se negó a aceptarlo.

Pero no solo el Camino Inglés recorre la provincia. Hay que añadir la prolongación a Fisterra y Muxía (cinco albergues públicos); el final del Camino Francés, desde Melide (a donde llega el Primitivo, como el del Norte lo hace en Arzúa; en total, otros cinco); la mal llamada Vía de la Plata (que entra por Ponte Ulla; un albergue), y el Portugués, desde Padrón (dos). Pero lo cierto es que cada vez se alzan más voces resaltando que no es necesario en absoluto abrir nuevas instalaciones públicas en A Coruña, y que los existentes funcionan sin problemas, negando que haya saturación en el Camino.

De la misma opinión es Rafael Sánchez, quien en su día estuvo al frente de esa sociedad anónima pública: «Manifestar que el Francés, especialmente, en la provincia de A Coruña está saturado resulta una afirmación excesiva, pues extiende a todo el año una problemática puntual que afecta en especial a la ciudad de Santiago y de la que no son responsables en exclusiva los peregrinos, sino especialmente turistas y visitantes».

Más cauto se muestra, sin embargo, Manuel Mirás, presidente de honor de la Asociación de Concellos do Camiño Inglés: «Temos unha oferta ampla, a pesares do cal o Camiño Inglés cada vez acolle a máis peregrinos, é o que porcentualmente sube con máis forza, e non descarto que nun futuro próximo se necesite ampliar a rede de albergues». 

Bea Domínguez, propietaria de la pensión «boutique» Siaba: «En el Camino Inglés son necesarios muchos más alojamientos»

Bea Domínguez regenta Siaba
Bea Domínguez regenta Siaba

Desde hacía años Bea Domínguez le daba vueltas a la idea de abrir un albergue en Sigüeiro. A tiempo supo captar que los deseos de muchos de los que recorrían el Camino Inglés eran otros, y en junio del 2022 acabó recibiendo al primer peregrino en su pensión boutique Siaba. Ella, sin embargo, reconoce que tiene alma de alberguera, preocupándose por la comodidad, desventuras y atribulaciones de quienes ocupan sus siete habitaciones.

—¿Cambió el perfil del peregrino?

—En los últimos años, al típico mochilero lo ves menos. Y desde luego, el que viene aquí no es ese. La gente quiere dormir bien, cenar bien, alguno va a fisioterapia…

—¿Cómo ve el futuro del Camino Inglés?

— Lo veo muy bueno. Cada vez lo hacen más personas y se conoce más. Antes era impensable ir a un sitio cercano como Trazo y oír hablar del Camino, y ahora resulta algo habitual.

—Pero el Camino es algo muy conocido desde hace decenios.

—Sí, pero solo se hablaba del Francés y del Portugués, y en estos momentos el Inglés ya tiene una categoría y el peregrino lo valora.

—¿Necesita más alojamientos?

—Tiene capacidad para ello. Es más, yo considero que son necesarios. Por ejemplo, en Semana Santa e incluso después, aparece gente en Sigüeiro que no encuentra dónde quedar. Y no hablemos de Bruma.

—¿Y hay que construir más albergues públicos?

—Yo no me atrevería a decirlo. Sinceramente, a mí no me gusta ese modelo, que es factible si es gratis. Pero si hay que pagar, aunque sea una mínima cantidad, me parece competencia con los privados, que invierten una cantidad de dinero importante. Tenemos albergues privados muy buenos y con muchos servicios, y vas a uno de la Xunta y los servicios son muy escasos.

—Pero conservan la esencia, ¿no cree?

—¡Eso sí lo reconozco! Conservan la esencia del Camino, que no tenemos otros establecimientos, hay que decir las cosas como son. Hay peregrinos para todos los estilos, y los hay para los albergues públicos.

— O sea, que la tarta es grande, ¿no?

—El Camino está ahí todo el año, pero esto como negocio no funciona el año entero. En cinco meses, desde octubre hasta marzo, no traspasa esa puerta casi nadie. De todas maneras, yo soy optimista: desde la temporada pasada han contactado conmigo quince nuevas agencias, algunas de Irlanda, de Canadá e incluso de China.

—¿Y no le encuentra ningún defecto al Camino Inglés?

—Sí, un tramo de Abegondo es todo asfalto. La Administración tiene que hacer algo, porque es de lo que más se quejan los que duermen aquí.

La incógnita sobre el futuro del histórico monasterio de Herbón

La provincia de A Coruña cuenta con un albergue de donativo —nominación en absoluto equivalente a gratuidad— y se encuentra entre las paredes del histórico monasterio franciscano padronés de Herbón. Se enfrenta, como el de Lugo, a una disposición del BOE del pasado enero, objetada por la Xunta, en la cual se potencia la llamada acogida tradicional jacobea.

O sea, a Herbón se le mete en un saco en el que no se sabe exactamente qué cabe y qué no, y puede perder todo su sentido espiritual, un elemento fundamental en el Camino. El concepto de acogida tradicional que recoge el BOE desvirtúa el real, el de la hospitalidad, y en eso Galicia tiene mucho que decir a través de su red de albergues públicos, copiada en toda Europa —¡hasta en Chipre!— y a la que acuden albergueros voluntarios de todo el mundo. Como anécdota no menor, la red canadiense que promociona esta actividad entre sus miembros se estructura en una gran organización, al igual que American Pilgrims on the Camino en EE. UU.

Por otro lado, el trabajo de promoción que está llevando a cabo la Diputación por Gran Bretaña por fin empieza a dar sus frutos en este terreno. «Obviamente, o financiamento é cousa deles, pero nós asesoramos e xa no nordés estase construíndo o primeiro albergue, no interior da igrexa de Melsonby. Todo é empezar porque tras un vén outro», dice Antonio Leira, el responsable provincial de la promoción de esta ruta jacobea.