Todo es sórdido y desconcertante en el homicidio de Yoel Quispe, el joven de 22 años que murió acuchillado en Juan Flórez el pasado día 24
06 ene 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Todo es sórdido y desconcertante en el homicidio de Yoel Quispe, el joven de 22 años que murió acuchillado en Juan Flórez el pasado día 24, después de que fuese atacado por una pandilla de chavales.
A las puertas del juzgado de guardia se plantó el 1 de enero el conocido exdelincuente José Félix Gestal, que se pasó media vida a la sombra por delitos espeluznantes. Dentro del juzgado esperaba la decisión del juez el hijo de Gestal, un chaval de 18 años que en Nochebuena propinó presuntamente a la víctima un puñetazo antes de que otro joven le diese la cuchillada mortal. Gestal no tuvo reparos en sincerarse con la prensa: «Mi hijo se equivocó y tendrá que pagar por ello. Las cosas que están mal hechas no tienen perdón y ahora tiene que afrontar el castigo».
Sus declaraciones plantean un complejo dilema moral. Por un lado está la loable actitud de un padre que intenta arrancar a su hijo de las garras de la delincuencia y conseguir que reconduzca su vida: «Ahora solo puedo pedir perdón por ese puñetazo, lamentar la muerte y que mi hijo recapacite». Por otro lado tenemos la realidad de un atracador de bancos y joyerías que ha «mutilado, extorsionado y secuestrado a personas», y que entró en prisión para cumplir una condena de 48 años, pero quedó en libertad en 18. Y aunque para la Justicia haya saldado su deuda con la sociedad, muchos ciudadanos critican esto y se preguntan si él es la persona adecuada para reconducir descarriados.
¿Héroe o villano? Posiblemente, solo padre. Quizá haya que quedarse con el valor del progenitor que se humilla desnudando su vida ante la opinión pública para intentar sacar a su hijo de un camino que él ya ha recorrido, el que conduce a la prisión.