«Cando te leva un golpe de mar só pensas no fillo, na muller, na familia»

Cristina Viu Gomila
Cristina viu CARBALLO / LA VOZ

LAXE

ANA GARCÍA

Lobos de mar | En 34 años nunca ha faltado al simulacro que se celebra en Laxe cada 17 de agosto. La primera vez que Raúl Villar se enroló tenía apenas 14

02 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

A Raúl Villar Vidal (Laxe, 1971) se le jubilaron sus tres hermanos. Los dos mayores, Juan y Rosendo, esperaron a Manuel, el tercero, para vender el barco, el Segundo María Isabel, en el que navegaban los cuatro, pero al benjamín de la familia aún le quedan bastantes años para dejar de ir al mar y ha tenido que enrolarse en el Fernando José, que se dedica a la nasa de pulpo.

Este laxense se enroló por primera vez con apenas 14 años. Su destino estaba escrito. Había nacido en una familia de marineros y ni siquiera se planteó otra cosa en la vida. Ahora, con 52 cumplidos, reconoce que está cansado. La vida del pescador es dura. Es un oficio físicamente exigente. «Pasas moito frío e non é como cando tes 25 ou 30 anos, que tes toda a potencia, o corpo non ten a mesma forza», explica.

Hace 8 años vivió su peor experiencia. Estaba cogiendo percebes cuando una ola lo arrebató de la roca en un descuido. «Estaba só e berrei con todas as forzas, pero non había ninguén e o mar non me deixaba chegar a terra. Houbo un momento que me encaixou entre dúas pedras, baixou rápido e puiden saír. Sangrábanme as mans e cando estiven en terra tremíanme as pernas», explica. Acababa de ser padre. «Cando te leva un golpe de mar só pensas no fillo, na muller, na familia», dice. A pesar de todo volvió a las rocas. Está convencido de que no hay en la Costa da Morte un percebeiro que no pueda contar una historia parecida a la suya. Hace dos años, recuerda, murió un compañero de la asociación laxense. No tuvo tanta suerte como él. El mar lo envió contra las rocas y se golpeó la cabeza.

Cree que a él le salvó la suerte y probablemente la intervención de la Virxe do Carme, pero también la presión de su padre, que le obligó a aprender a nadar siendo bien pequeño, aunque solo desde hace unos años una habilidad tan básica para un pescador es obligatoria. También amortiguó los golpes el traje de neopreno, aunque no resulta demasiado cómodo. «Flotas, pero non é bo para nadar, o mar xoga moito contigo, como unha boia», explica.

Otro episodio del que tampoco se olvida lo vivió con su hermano Manuel el día de Reyes del 2014, hace ahora 10 años. De todos eran conocidos por problemas de seguridad del puerto de Laxe, que ahora está mucho mejor tras un dragado a conciencia, pero ese día hubo una vaga de mar que inundó parte del paseo, hundió un pesquero en el interior de la rada e hizo que los que se habían quedado y no buscaron refugio en Camariñas tuvieron que salir para capear el temporal en la punta del muelle. «Foron 25 horas os dous no barco, con moito mar. Estabamos sete ou oito pesqueiros pegados, foi moi difícil, con moita tensión. Falamos de que se as cousas ían a peor chamariamos ao helicóptero e deixariamos os barcos que foran para a praia», explica.

Villar, en su papel de náufrago, año 2017
Villar, en su papel de náufrago, año 2017 Ana Garcia

Reconoce que una de las cosas que ayudan en estos trances es la devoción por la Virxe do Carme. «Cando estás en perigo tes que agarrarte a algo», explica. En su caso, como en otros muchos, esa esperanza es la patrona de los marineros. Siempre fue devoto, pero se hizo más cuando la tragedia sacudió a su familia. En marzo del 2000 perdió a un cuñado y un sobrino en el hundimiento del Panchito, uno de los accidentes marítimos más impactantes de cuantos hubo en la Costa da Morte. Entonces fue ofrecido para ser el protagonista del simulacro del Naufragio, ese marinero que supuestamente se ahoga en la representación y vuelve a la vida cuando sus compañeros lo llevan ante la Virxe do Carme. Lleva ya 34 años sin faltar ningún 17 de agosto.

BASILIO BELLO

«Custa traballo conseguir os 13 homes que preciso como mínimo para o Naufraxio»

No es por falta de devoción, sino porque cada vez son menos las personas que se dedican a la pesca. «Custa traballo conseguir os 13 homes que preciso como mínimo para o Naufraxio», reconoce Raúl Villar, que relevó hace ya 15 años a Avelino Lema, el marinero que instauró en 1962 esta realista representación para agradecer haber sobrevivido a tres accidentes marítimos. Había visto algo parecido en Perú. La tradición arraigó en Laxe, pero cada vez es más complicado tener gente suficiente. En la última edición ya pensó Raúl Villar que tendría que pedir el favor a algunos compañeros y ya se plantea que puedan participar «xente de terra ou doutras confrarías». Ahora solo pueden ser los socios de la de Laxe que estén enrolados.

Necesita doce personas para la lancha que se hunde en medio del puerto y una esperando en la rampa para ayudar a los que van llegando a nado. Es fundamental esta cantidad porque antes bajan la imagen de la patrona desde la iglesia parroquial y el conjunto con las andas pesa más de 400 kilos. Al menos son precisos doce brazos fuertes en cada lado.

Raúl ha sido en varias ocasiones el ahogado que resucita. Ese papel suele estar reservado a personas que se han ofrecido, como hizo él tras el hundimiento del Panchito. Sin embargo, ha tenido que repetir papel porque algunos jóvenes primerizos temían no hacer bien la representación, que necesita expresar cierta emoción, a la que ayuda la interpretación de la Salve Marinera por parte de todos los integrantes del grupo. Raúl confía en que puedan seguir siendo solo marineros laxenses, pero está dispuesto a recibir a todo el mundo si es necesario.