El Naufraxio de Laxe, el milagro que nunca acaba

LAURA R. M. / s. g. CARBALLO

LAXE

Los marineros agradecen a su patrona la protección que les brinda en el mar

18 ago 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Era la una de la tarde, el sol daba de lleno en Laxe y una multitud rodeaba todo el puerto, incluso hasta el otro lado del muelle, donde la visión podía ser mucho más clara. Eran miles las personas esperando a la Virgen del Carmen, que no llegaba para obrar su conocido y ya célebre milagro, ahora también fiesta de interés turístico gallego.

Y, de repente, empezaron a sonar las gaitas de Maruxía y, justo detrás, aparecieron los fieles portando la imagen de la santa, esa que obra el milagro que permite la salvación del pescador.

Los marineros ya estaban listos para comenzar en ese particular homenaje y simulacro: remaron, se encendieron las bengalas como aviso de auxilio, la chalana empezó a moverse de un lado a otro... Alguien, ya veterano en la observación, comentaba: «Aínda ten que volver para este lado». Otro: «Aí vai, aí vai!». Y sí, los tripulantes cayeron al mar. Nadaron intentando salvar su vida, mientras un compañero, Ángel, del pesquero Fernando José, no pudo hacerlo. El resto de tripulantes lo arrastraron hasta la orilla y la Virgen repitió un año más el milagro: lo revivió.

Esta tradición del 17 de agosto, en plenas fiestas de Laxe, fue impulsada en 1962 por Avelino Lema, fallecido en plena pandemia. Su legado sigue muy vivo y todos los marineros de la zona siguen poniendo en valor a su patrona y agradeciendo su protección. «É o que temos que facer, é a nosa patrona, se hai devoción claro», comentaba Jesús Ramos, uno de los marineros que actúo como náufrago. Es su segundo año como tal. Es el más pequeño de los Ramos: el padre, Juan, y sus dos hijos, José Manuel y Jesús, también participaron. Se lo deben, como afirmaba Tomás Motta, a un peruano que lleva 18 años en Laxe, totalmente integrado, hasta en la lengua: «É a nosa protectora que nos coida, porque nós sabemos cando saímos, pero non cando volvemos a terra».

Para los que intervinieron, es un orgullo hacerlo, explica Marcos Santiago, tripulante de la barca protagonista. En memoria de las víctimas del mar y también por todos los marineros, en la procesión se lanzan flores al mar. La virgen viajó esta vez en el Nuevo Narval. Sonaba la Rianxeira y se sentía la emoción de los tripulantes, de todos los que los rodeaban y de buena parte del público.