La caldera de la antigua central térmica de Meirama ya es historia

Antonio Longueira Vidal
Toni Longueira CARBALLO / LA VOZ

CERCEDA

SENÉN ROUCO

Seis segundos fueron suficientes para acabar con lo que quedaba de una instalación puesta en marcha hace 43 años

16 ene 2024 . Actualizado a las 16:28 h.

Una de la tarde. Estaba en marcha la cuenta atrás. Se escucha un enorme estruendo. El suelo retumba a quinientos metros, fuera del perímetro de seguridad. En apenas 6 segundos la enorme caldera, el montacargas y los ascensores anexos ceden como un castillo de naipes ante la virulencia de los 1.214 kilos de dinamita colocados de forma estratégica por los técnicos de Afesa, la empresa contratada por Naturgy para el desmantelamiento de las instalaciones. Lo que queda del complejo cede en paralelo a la carretera que enlaza Cerceda con Mesón do Vento.

Ahora comienza el trabajo para retirar las 25.000-30.000 toneladas de chatarra, así como otros restos de materiales. Si todo marcha según lo previsto en verano los terrenos de la antigua central podrán ser habilitados para la instalación de dos parques eólicos, la planta de hidrógeno verde y la reserva de terrenos para un futuro parque industrial en Cerceda.

Esta planta de producción de hidrógeno verde, declarada por la Xunta proyecto industrial estratégico, supondrá una inversión superior a los 64 millones de euros y contará, en una primera fase, con una potencia inicial de treinta megavatios, permitiendo la obtención de 4.500 toneladas anuales de hidrógeno renovable.

Está previsto, no obstante, que la planta se amplíe en dos fases posteriormente hasta alcanzar los cincuenta y, después, los doscientos megavatios, alcanzando al final una producción de unas 30.000 toneladas al año.

43 años de historia

Con esta voladura controlada la central térmica de Meirama ya es historia 43 años después de su puesta en marcha por la antigua Unión Fenosa.  El 20 de octubre de 1980 comenzó a trabajar la planta tras acometer Unión Fenosa una inversión de 262 millones de euros del año 1980. Tenía capacidad para producir 550 megavatios a la hora. En el interior de la caldera se instalaron 8 molinos de 60 toneladas de peso cada uno, que machacaban entre 700 y 800 toneladas de lignito a la hora. En 1984 la entonces Unión Fenosa dotó a la caldera de otros dos molinos. A pleno rendimiento, la planta térmica de Meirama devoraba 21.120 toneladas de lignito al día. En el 2008, coincidiendo con las nuevas exigencias de Bruselas para la reducción de gases a la atmósfera, la compañía acometió una profunda reconversión en la factoría de Meirama para fomentar el consumo de hulla de Estados Unidos, Canadá y Sudáfrica, principalmente. La compañía procedió a la sustitución de los 10 molinos por otros cuatro más potentes. Se achatarraron 13.000 toneladas de acero y se instalaron otras 8.000 en las entrañas de la caldera. La capacidad de la térmica mejoró hasta producir 580 megavatios de energía a la hora, situándola en la más eficiente de España y una de las más rentables de Europa.

El 30 de junio de 2020 la central térmica de Meirama echó el cierre definitivo a 43 años de actividad ininterrumpida. Arrancó así el desmantelado de la que en su día fue la planta más productiva de España con un solo cuerpo generador. La instalación que nació como respuesta a la crisis energética del 73 cedió de forma definitiva a la presión de las renovables. El 22 de diciembre del 2022 se produjo la primera gran voladura: 165 kilos de explosivos tumbaron la torre de refrigeración, de 120 metros de altura, y los tres silos, que albergaban carbón, ceniza y escoria. El 1 de marzo de este año caía la chimenea, de 204 metros de altura. Lo hacía tras explotar 58 kilos de cartuchos incrustados en la base. En 16 segundos el gran símbolo de la industrialización de Cerceda terminaba hecha añicos.