¿Por qué acabó un noruego enterrado en el panteón de una familia de Cee?

Marta López CARBALLO / LA VOZ

CEE

Una joven coruñesa con raíces en Ameixenda estudió la historia de Johan Nannestad e incluso viajó al país nórdico para entrevistarse con sus familiares: esta es la razón por la que acabó en Cee

13 abr 2024 . Actualizado a las 00:06 h.

¿Qué hará un noruego enterrado en el panteón de mi familia en Cee? Esto es lo que se debió preguntar la joven Carmen Ares, coruñesa con raíces en Ameixenda, antes de empezar a investigar la historia de Johan Nannestad como parte de su proyecto de fin de carrera. Él llegó a la Costa da Morte cuando una empresa de su país puso en marcha la primitiva factoría ballenera de Caneliñas, y nunca llegó a regresar.

De 22 años y estudiante de quinto de Arquitectura en Cesuga, Carmen trabaja en un proyecto de fin de grado que consiste en «realizar una rehabilitación en la factoría ballenera con el fin de ubicar allí un centro de análisis de la historia de las actividades balleneras», cuenta. La propuesta partió de la propia universidad, y ella la recibió con gratitud al tener «una gran vinculación con el lugar». Ha sido, señala, «un lujo que pocas veces sucede: poder realizar el trabajo final que te habilita para ejercer como arquitecta en un lugar tan ligado sentimentalmente conmigo», añade.

Johan Nannestad era el secretario de la primera empresa que se instaló en Caneliñas, pero, por encima de todo, era un buen amigo del abuelo de Carmen, Ramón Vigo Vázquez. Este se dedicaba a la rama de la salud y en un principio su relación era puramente profesional, pero enseguida surgió una amistad que llegó a ser tan cercana que el noruego incluso fue enterrado en su panteón familiar. Y es que, pese a que la época noruega de la factoría se acabó terminando, él se instaló con su pareja en Ameixenda y permaneció allí hasta su muerte, en los años sesenta.

«Al descubrir esa historia y ver cómo mi historia familiar se entrelazaba con la de la factoría, supe que él tenía que ser el protagonista de mi tesis. A decir verdad, había oído hablar en mi familia sobre Johan. Recuerdo que cuando era más pequeña su familia acudió desde Noruega hasta Ameixenda para saber de su paradero», relata Carmen, quien también tiene constancia de haber visto documentos y fotos «de un señor para mí desconocido, pero que recuerdo con especial intriga». Según cuenta, esta investigación le ha permitido «ordenar esos recuerdos, estructurarlos y buscar más información para llenar lagunas y para realizarle un pequeño homenaje».

Para ello se valió fundamentalmente de su propio archivo familiar, pero también viajó hasta Noruega para recopilar más datos y para entrevistarse con parientes de Johan. «Fue algo gratificante, ya que ellos se vieron reconfortados y me ayudaron mucho a responder a todas mis intrigas. Toda su familia es muy conocida en Oslo ya que está relacionada con el mundo del cine», explica la joven estudiante de Arquitectura, que también contactó con vecinos de Gures que guardaban algún recuerdo del secretario noruego.

Esta investigación le ha servido a Carmen para averiguar detalles hasta ahora desconocidos sobre su propia familia, pero también para percatarse del auténtico tesoro que hay en Cee. «No debe desaparecer [la factoría], ya que es un documento excepcional que debe permanecer y mostrarse a las generaciones futuras. Es una joya que muy pocos concellos poseen y una aportación muy valiosa al patrimonio pesquero y empresarial de España y Europa. El proyecto que estamos realizando ya no solo pone en valor el lugar y su historia, sino que intenta contar cómo repercute esta industria ballenera en toda la península ibérica, generando así un relato para aquellos que lo desconocen», concluye la coruñesa.