Álvaro Rama tiene 78 años y sigue al frente de la parrilla: «Teño sesenta anos cotizados que equivalen a cento vinte»

Melissa Rodríguez
Melissa Rodríguez REDACCIÓN / LA VOZ

CABANA DE BERGANTIÑOS

ANA GARCÍA

El hostelero, que inició su andadura laboral a los 18 años, sigue en activo en el restaurante Hermida, en Cabana de Bergantiños

21 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Álvaro Rama García tiene 78 años y sigue al pie del cañón al frente de la parrilla en el restaurante Hermida, en Cabana de Bergantiños, por placer. Lleva desde los 18 trabajando y solo ha parado para irse de vacaciones, confiesa. ¡Qué menos! «Teño sesenta anos cotizados que equivalen a cento vinte», dice en referencia a las largas jornadas que han ocupado su día a día desde que empezó en el sector de la hostelería y la restauración emigrado en Inglaterra. Ya nunca más abandonaría el oficio. «Iso que cando regresei á terriña, viña coa idea de montar unha moblería», recuerda. Pero los vecinos le insistieron en que montara una parrillada dada su experiencia, además de que no abundaban en la zona. Y así echó a andar el negocio en 1978, de la mano de Álvaro y su mujer, María, más conocida por Maruja. Hoy en día, su hija más joven es la responsable. También trabajan su marido y su hermana, y otras tres personas. Pero allí sigue la primera generación. Ella, con 66. Son ocho en total. «Isto nunca máis o deixa, gústalle!», comenta su esposa. «Case, case, é necesario. Á parte de que se pasa mellor o tempo. A Maruja fáltanlle uns meses para retirarse, e eu só, por aí, abúrrome», destaca. «Cando cumprín os 65 anos xa podía xubilarme», apunta.

El zasense es el rey del churrasco. Le tiene el punto más que cogido a la carne. Y es que ya son muchos años. «Non me gusta a carne pasada. Ten que estar un pouco por debaixo do punto», indica.

Rama García es uno más en la plantilla. Se levanta temprano y prepara la parrilla y la cocina de leña. «Despois vou de compras, toca traballar e, á tarde, descansar algo vendo novelas», describe entre risas. «E aínda volvo para pechar», añade.

Álvaro y su mujer, María, conocida por Maruja
Álvaro y su mujer, María, conocida por Maruja ANA GARCÍA

Asegura que no sobran los candidatos para su puesto, y es que el calor del fuego, en verano, aprieta. Solo cierran los sábados, jornada para la que siempre hay ideado un plan: «Marchamos comer fóra e damos paseos. Ten que facer moito frío para non ir», expresa. Es algo que también hace en familia.

A la pregunta del millón, si no se cansa, tanto física como mentalmente, el septuagenario responde: «O oficio gustoume bastante. Son moi falador e tamén xogo a partida cos amigos. Non me podo queixar, aínda que os xeonllos empezan a doer algo. Normal!», dice él. Con todo, pese a las decenas de menús que sirven a diario, no piensa en la retirada: «A ver se vou aguantando».