Los deportes de mar abren vías de futuro a textil, alojamiento, alimentación o transporte

Patricia Blanco
PATRICIA BLANCO CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

BASILIO BELLO

El programa «Nove Mares» alumbra ideas para la Costa da Morte: un reto, desestacionalizar

18 mar 2024 . Actualizado a las 04:50 h.

¿Bajar en piragua por el Anllóns? ¿Practicar triatlón por la costa? ¿Crear un circuito de vóley playa más allá de los arenales donde ya se practica? ¿Hacer lo mismo con el fútbol playa? ¿Fomentar el disfrute y el carácter terapéutico del deporte adaptado? ¿Crear campamentos deportivos de mar y repartirse en las localidades con práctica de deportes distintos? ¿Explorar el mundo del remo, del paddle board o del foiling [una variante del surf]? ¿Alentar la pesca deportiva a través de nuevos campeonatos, el buceo, la fotografía submarina o la observación de biodiversidad? ¿Darle impulso al salvamento?

¿Podría hacerse todo esto en la Costa da Morte? Podría, su mar tiene potencial para ello, y estas fueron de hecho algunas de las propuestas que quedaron encima de la mesa en la jornada de conclusiones del foro o Espazo Xerador de Cultura (EXC) dedicado a los deportes de mar y promovido por la Fundación Pondal dentro de su proyecto Nove Mares, financiado por el Galp. Fue la segunda parte del celebrado hace jornadas atrás en Razo. Recogió las ideas Xosé Manuel Varela. Nove Mares trata de identificar la cultura del mar para explorar cómo puede dinamizarse y derivar en una mayor riqueza para el territorio. En este sentido la actividad deportiva es clave.

ANA GARCIA

Como atractivo ligado a sus aguas y su paisaje, como mejora de la calidad de vida, pero con una premisa clara: «É fundamental consolidar un modelo de xestión da zona costeira que teña en conta todo tipo de actividades deportivas e, á súa vez, preserve a esencia das comunidades mariñeiras da Costa da Morte». El surf y sus variantes es capital, desde A Laracha hasta Muxía, pero en la Costa da Morte hay también iniciativas de escalada a pulso sobre bloques o bouldering, descenso en kayak, buceo, travesías a nado, rutas de submarinismo, trail running, marchas BTT, vela o carreras a pie del mar. Amplio abanico que puede ir a más, con dos retos en el horizonte: práctica todo el año —desestacionalización, quizás, a través de la organización de encuentros y actividades— y sensibilización de la población local: la práctica deportiva crea identidad, apego, cultura del territorio, y un buen modo de introducirla, como se hace con el surf, es a través de las escuelas, pero también con programaciones municipales o incluso provinciales.

En aras de un desarrollo azul sostenible, que es el fin último, todo ello ha de ir anclado al espacio en el que se desarrolla, imbricado con la comunidad local y conectado con el mar a través de su actividad principal, la pesca, pero también a través del cuidado del medio marino, preciso para unos y otros. «Hai posibilidades», se dejó claro, pero es necesario promover servicios alrededor de las actividades deportivas, desde el del alojamiento-comida o la lavandería hasta el de transporte público, mitigando esas imágenes de playas tomadas por coches en verano. Explorando las sinergias, he ahí también la posibilidad de una alimentación dirigida, pensada en clave de productos de mar, para una práctica deportiva en mejores condiciones. Otro nicho, el de la moda, ya no solo para el deporte en sí, sino también casual. Es un estilo de vida y de vestir. O para la artesanía: ¿podrían las rederas utilizar material recogido por surfistas o para crear piezas de valor? ¿O el que recogen los inscritos a las rutas municipales pontecesás?

Ola en el entorno de A Percebellosa, Corme
Ola en el entorno de A Percebellosa, Corme Greg Rabejac

Turismo de práctica deportiva

Las mejores olas son de septiembre a diciembre y sin embargo el surf se asocia al verano en una comarca que debe parte de su potencial a la difícil masificación por su geografía: eso, la soledad de los arenales, es lo que más atrae a nivel internacional, acreditó Toni Varela, de One Surf Academy (Malpica). En general, la práctica deportiva desestacionalizada podría ser un revulsivo del turismo en épocas bajas, sobre todo si este diversifica su actividad, como ejemplificó Guillermo González, gerente del Galp. Los mejores surfistas acuden a Corme para cabalgar la ola conocida como Tremosa. ¿Tiene ello alguna aplicación cultural? ¿Se puede crear turismo de observación de pruebas como se ha hecho en Nazaret? Aportaron perspectiva, también, Javier Couto, técnico de Turismo, o Adrián Varela, al frente de las Festiletras.