Adro de Baio celebró su ya larga vida con discursos, emoción y mucha música

s. g. rial / x. a. CARBALLO / LA VOZ

CARBALLO

La entidad cultural estuvo bien arropada por centenares de vecinos en los actos de conmemoración de su 40 aniversario, aunque ya suma dos más

12 dic 2022 . Actualizado a las 09:54 h.

Como tantas cosas, la pandemia cortó también las obligadas y muy justas celebraciones destacadas, entre ellas las de números redondos de entidades que ya forman parte de la historia cultural de la Costa da Morte. Y una de ellas es la de la asociación Adro de Baio, que nació en 1980 y a finales del 2020 debería haber conmemorado su 40 aniversario.

Como no pudo ser, lo hicieron el viernes por la noche en una abarrotada carpa de la nueva plaza, la Jorge Mira, que ni existía ni se pensaba remotamente que en aquellas fincas pudiera haber, con el tiempo, un espacio público semejante, con feria incluida. Y con calor, ya no solo el metafórico que se suele emplear cuando hay mucha gente, amistad y buen ambiente, sino el de los calefactores que en esta época de diciembre ayudan bastante, y hasta el de los callos. Son ya 42 años y, visto lo visto, los 50 están casi asegurados: Adro ha tenido alguna crisis y de todas salió con fuerza.

Antes de la música, que hubo mucha y hasta bastante tarde, por el escenario fueron pasando los protagonistas de las sucesivas directivas, recordando historias y anécdotas. Ricardo Vigueret y Kiko Mato bucearon en los orígenes, aquellas reuniones de noviembre de 1980 (el día 10 fue la primera) en el bar Acuario, junto a Antonio Montero López. Hablaban de crear una entidad al estilo de las que ya funcionaban en la zona, como Lumieira o Alfredo Brañas en Carballo o Río Anllóns en Ponteceso. La idea progresó, y ya con otros vecinos y amigos, como Maica Fernández, Alberto Villar o Lolo Muíño (el ahora alcalde) hubo más encuentros en el bar Galaxia, en la parte del reservado. Y lo hicieron: en la segunda de semana de diciembre Adro ya estaba legalizada y en marcha. Como la Navidad estaba cerca, la primera actividad que hicieron fue un belén. Lo montaron en el local de la antigua Caja de Ahorros, después Caixa Galicia y ahora Abanca. Y emplearon las piezas que tenían para organizar el de la iglesia, de Juan Astray.

BASILIO BELLO

La primera subvención les llegó de una manera curiosa, ya que la pidieron en el Concello de Zas, pero el gobierno local que entonces encabezaba Cortizo, les dijo que no había dinero para asociaciones, así que los concejales de la oposición decidieron darles las mil pesetas que cada uno cobraba por ir a los plenos.  

Los presidentes

Y con Adro en marcha se fueron sucediendo los presidentes. Casi todos ellos hablaron el viernes. Algunos no pudieron asistir, como Montero, que fue el primero. Vigueret Gil estuvo después, hasta el 85, y recordó esa primera ayuda recibida. El sacerdote Fidel Fernández Bello fue el tercero, hasta el 89, y le siguió Ramón Núñez. Hasta el 95 continuaría Ramón Lema, que recordó, por ejemplo, rutas en ciclomotor hasta Vilagarcía, alguna con casi 150 participantes.

Miguel Santos estaría del 96 al 98. Curiosamente, veinte años más tarde lo hizo su mujer, Olga Mouro. Dijo que espera que un hijo suyo lo sea algún día. Su sucesora fue Lourdes Pérez Astray, hasta el 2005, quien tiene buenos recuerdos de las actividades de la entidad, y no tan buenos de los días de lluvia en los que organizaban la Carballeira. El año siguiente entró José Manuel Rodríguez, y del 2006 al 2010, Carlos Domínguez. También evocó la Carballeira, especialmente cuando le fallaron hasta cuatro generadores de gasóleo.

Sabrina López Romero, regidora en el bienio 2010-2012, citó a Adro como la referencia de los mejores momentos de la infancia y la juventud. Tras ella continuaron José Reborido (hasta el 2015), Olga Mouro (hasta el 2017) y Martina Rodríguez, hasta el 2019, cuando hubo riesgo serio de desaparición. Entró Francisco José Gavín Villar, que tuvo que lidiar con muchos proyectos que no salieron, precisamente por el coronavirus. Uno de ellos, esa gran fiesta del 40 aniversario de la que ya puede contar que sí se ha celebrado.

El alcalde, Manuel Muíño, deseó muchos más años de trabajo y éxitos, a poder ser 40 como mínimo. Una pequeña parte de esa historia estaba en una exposición con fotos, carteles (incluso uno de 1990 por una actuación de Manolo Escobar) , premios... Pero hay mucho más. Y hubo también en esa larga celebración, a la que asistieron varios de los profesores de siempre, los que han enseñado a los más jóvenes a tocar como lo hicieron tantas veces, en tantos concursos, y con numerosos galardones. Bastantes de ellos actuaron y animaron el viernes, veteranos incluidos.