El Museo de Mar de Noia, un viaje sensorial y virtual por la historia sobre las olas de la villa

Laura Ríos
Laura Ríos RIBEIRA

NOIA

Al responsable del museo le gusta explicar el nexo entre Noia y el Camino de Santiago.
Al responsable del museo le gusta explicar el nexo entre Noia y el Camino de Santiago. CARMELA QUEIJEIRO

La dependencia ofrece recursos interactivos para que la gente conozca las embarcaciones antiguas y las herramientas que utilizaban antaño los profesionales

23 ene 2024 . Actualizado a las 04:47 h.

En Noia, quien más quien menos tiene algún familiar que se gana la vida en el mar. Jefes de máquinas, capitanes y mariscadoras han impulsado la economía local del municipio desde tiempos inmemoriales, por eso algunos profesionales del sector se animaron hace unos años a crear el Museo do Mar de Noia.

En la actualidad, la sala de exposiciones ha sufrido diversas transformaciones, entre ellas, la instalación de pantallas y recursos digitales con los que poder disfrutar de una experiencia más inmersiva. Esto supone una oportunidad de aprendizaje única para los visitantes, considera Roberto Lage, nuevo responsable de la dependencia: «Serven para facer unha viaxe pola historia a través de fotografías antigas e explicacións sinxelas».

Cuando alguien entra en el lugar, detalla, lo primero en lo que se fija es en los restos de la antigua muralla de la villa, que fueron descubiertos a raíz de unas excavaciones que se hicieron hace tres años, cuando el museo pasó a quedar en manos del Concello. Indica que en ese punto de la visita, los interesados pueden escuchar la historia del municipio tocando un botón. «Entre o audio e as proxeccións na parede, a experiencia parécese bastante a estar nunha sala de cine», comenta el gerente.

La estructura, que data del año 1447, es una de las paradas favoritas del público, que utiliza las pantallas que están próximas a ella para indagar en cómo era el día a día de los habitantes de la zona 900 años atrás. Las fotos antiguas de pescadores trabajando, las piezas de barcos de otros tiempos y los instrumentos que utilizaban los profesionales son algunos de los atractivos que también llaman la atención de los visitantes, sobre todo de aquellos que vienen de países en los que la cultura del mar no está tan presente.

Dureza desconocida

No hace falta venir de fuera para quedarse embobado mirando esta muestra. Según el responsable del museo, también son muchos los españoles del interior peninsular e incluso los gallegos que se impresionan al ver cómo tenían que esforzarse los pescadores para traer a tierra los mejores productos: «Impáctalles a dureza do mar porque moitos deles non a coñecen de primeira man».

Más asombrados se quedan cuando son los propios protagonistas los que ponen voz y rostro a los trabajadores de la zona, como pasa en el caso de Carmen Barcia y Luis Cadarso, personajes conocidos en el municipio que sirven para mostrar la cara menos amable de una profesión muy común pero también muy desconocida.

El técnico comenta que una parte de las instalaciones está centrada en la relación especial de la villa noiesa con el Camino de Santiago. Para entender bien el nexo entre ambas localidades, Lage muestra a los turistas códigos QR y les da auriculares con los que poder reconstruir en sus cabezas la ruta que fue utilizada durante siglos para llegar a Compostela por los peregrinos que llegaban por mar al puerto de la villa.

En el espacio del museo también hay sitio para el entretenimiento, por eso las instalaciones cuentan en la parte superior con unas pantallas en las que los más pequeños juegan a coger los mariscos típicos de la ría mientras aprenden qué tipos existen y cuáles son sus características. Este tipo de recursos, a juicio del vigués, son los que facilitan que los niños tengan ganas de volver al museo, por eso señala que su deseo es recibirles por muchos años más.