Las prospecciones de Mercadona revelan dos enterramientos humanos y un perímetro mayor para el castro de Alobre

Serxio González Souto
Serxio González VILAGARCÍA / LA VOZ

VILAGARCÍA DE AROUSA

MONICA IRAGO

A la cetárea y la puerta marina se unen unas estructuras de combustión y el muro de una vivienda castrexa en el borde del mirador, que configuran cinco hitos arqueológicos

23 mar 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

De la forma más inesperada, porque el entorno en el que Mercadona está construyendo su nuevo supermercado en Vilagarcía se suponía esquilmado de restos arqueológicos, los aledaños del castro de Alobre se están revelando como una verdadera caja de sorpresas para los investigadores. Los trabajos que se desarrollan en el antiguo aserradero han permitido que aflorasen la puerta y las escaleras que daban acceso al asentamiento desde el mar de Arousa, de cuya existencia nada se sospechaba. De la cetárea romana sí había constancia, al menos desde 1921, cuando una serie de obras vinculadas al puerto destaparon algunas de sus estructuras, que ahora han vuelto a ser localizadas y abren un interesantísimo arco de nuevo conocimiento para los historiadores.

Por si no fuese suficiente, esta semana las últimas prospecciones de control que está desarrollando la empresa A Citania Arqueoloxía han dado con los muros de una vivienda castrexa donde los sondeos no auguraban que hubiese más que material reutilizado y de relleno: en el mirador del parque que se abre hacia el norte, ya en terrenos de titularidad municipal, y se sitúa sobre el área en el que la cadena está levantando su establecimiento.

El hallazgo facilita la comprensión de la antigua topografía del castro y amplía el perímetro que se le suponía a su zona habitable. Que los restos de la cabaña castrexa se sitúen en el borde mismo del mirador confirma que en algún momento la pendiente que se deslizaba hasta la orilla de la ría fue seccionada a través de un expeditivo tajo en el terreno. Junto a este tramo de pared circular, correspondiente a la vivienda, se aprecia un muro lineal de granito, de factura con toda seguridad muy posterior, en el que probablemente se reutilizaron elementos de las edificaciones del antiguo poblado para construir una estructura de contención.

D.S

Con su descubrimiento, las excavaciones realizadas al amparo de Mercadona consiguen un resultado muy superior al que se aguardaba en un principio, con cinco hitos que salen a la luz. A excepción de esta última vivienda castrexa, el resto se sitúan en el extremo sur de la propiedad de la cadena valenciana, lindando con el parque botánico Enrique Valdés Bermejo. Se trata de la propia puerta marítima y de la cetárea romana, a las que se unen una serie de estructuras de combustión que se encontraban bajo un concheiro (el basurero donde los castrexos acumulaban los restos de sus alimentos) de gran tamaño y posiblemente tuviesen que ver con el manejo metalúrgico del hierro y, en segunda instancia, con la actividad vinculada al centro de salazón de Alobre.

Los arqueólogos han descubierto, por último, dos enterramientos en un entorno cuya cesión estudian el Concello de Vilagarcía y Mercadona, con vistas a su musealización. Hallado en un estrato arenoso, uno de los cuerpos mostraba un buen estado de conservación. A la espera de los resultados de su análisis, es razonable concluir que los restos pertenezcan a la antigua necrópolis que existió en esta zona y Monteagudo y Gil y Casal pudieron estudiar antes de que fuese arrasada. Su disposición no seguía la clásica orientación este-oeste que se popularizó con la extensión del cristianismo, por lo que es posible especular con un origen al menos tardorromano.

Ocho siglos de actividad en un castro que dominó el mar de Arousa

La célebre carta fundacional de Vilagarcía, a nombre de García de Caamaño, data de 1441. La historia de la capital arousana como tal se extiende, por lo tanto, a lo largo de los últimos 577 años. Las diferentes excavaciones que se han practicado en el castro de Alobre y en su entorno permiten una comparación sencilla, que da cuenta de la importancia del antiguo asentamiento que bañaba el mar de Arousa. Alobre mantuvo su actividad al menos entre los siglos IV antes de Cristo y IV después de Cristo. A Vilagarcía le faltan, por lo tanto, un par de centurias para igualar su longevidad.

A la vista de los últimos hallazgos, es razonable imaginar un castro de grandes dimensiones, capaz de dominar el mar de Arousa con una intensa actividad comercial. De ella dan cuenta buena parte de las veinte mil piezas que salieron a la luz al hilo de las excavaciones que la Diputación de Pontevedra impulsó en el 2016. Una densidad de hallazgos muy poco frecuente, que habla de una suerte de nexo entre los mundos atlántico y mediterráneo, donde es posible hallar fíbulas discoidales semejantes a las que se han descubierto en Inglaterra junto a objetos facturados en la península itálica. O un denario de plata del año 69 antes de Cristo, extraordinario, por cuanto la presencia de moneda romana acuñada en época republicana es muy escasa en Galicia.

Los cinco hitos que A Citana Arqueoloxía acaba de desenterrar añaden importancia y profundidad a la imagen de Alobre, y deberían concluir con un acuerdo para su puesta en valor, al que tanto Ravella como Mercadona se han comprometido.