Iago Fontoira imparte una extraescolar en los colegios Rosalía de Castro y As Bizocas
06 mar 2024 . Actualizado a las 12:06 h.Nadie sabe el motivo, pero lo cierto es que en O Grove, levantas una piedra y sale un artista. Sonará a hipérbole, pero algo hay de cierto en ello. Y con ese don, aunque luego haya que moldearlo, se nace. Sirva de ejemplo la muestra «A nova face do fauvismo meco», una colección de máscaras expuestas en la Casa da Cultura inspiradas en Sargadelos y realizadas por una treintena de escolares. Se puede visitar hasta el próximo 31 de marzo. El culpable de la actividad, un artista, meco por supuesto, que ha puesto sus conocimientos al servicio de los más pequeños. Él es Iago Fontoira, licenciado en Bellas Artes, con más de un premio a nivel nacional, alusiones internacionales y una mención de honor en el Xuventude Crea 2022, entre otros reconocimientos. Fontoira imparte en los CEIP Rosalía de Castro y As Bizocas una actividad extraescolar con la que ha despertado el interés por el arte de los más pequeños. La oportunidad surgió a través del ANPA Conchases, luego se extendió a San Vicente y tuvo una excelente acogida. Durante tres días a la semana, trabajan pintura, dibujo, escultura o grabado, entre otras disciplinas. «Exploramos todos os campos, apoiándonos sempre en movementos artísticos e referencias concretas», confiesa. No son clases de manualidades, sino de arte con mayúsculas. En ellas hay alumnos desde los seis hasta los doce años, separados por rango de edad, y desde que comenzaron este viaje juntos, no dejan de sorprenderle. Quizás por ello el trabajo realizado sobre las caretas de la icónica marca de cerámica gallega no podía quedar guardado en un cajón. Tras descubrir las famosas figuras, por medio de proyecciones, comenzaron a experimentar con los materiales sin límites. Lograron una exposición de nivel, con carteles realizados con la tipografía Vila Morena, del diseñador grovense Rubén Prol, y que posiblemente Fontoira recopile en un catálogo, poca broma.
Que llevan el arte dentro, lo tiene claro. «Se lles das lápis e papel xa aprecias cousas, pero o interesante aparece ao darlle outro tipo de materiais», cuenta Iago «traballas con eles a abstracción, ensínaslle como se van transformando as imaxes e quedan marabillados», asegura. Les lleva todo tipo de recortes de madera su taller, incluso varillas de fibra de vidrio que les abren todo un abanico de posibilidades, y así consiguen levantar esculturas dignas de cualquier salón, «traballamos coa idea de que non existe o erro, que estamos xogando e experimentando coas formas», explica. Y así aprenden nociones que nunca verían hasta pisar la Facultad, desde trabajar con superposiciones a saber distinguir imágenes en positivo y negativo, tareas todas ellas que despiertan el interés de estos pequeños discípulos con visos de futuros artistas.