Enxebre, la asociación cultural que nació del empeño y la ilusión de Jacobo Otero

leticia castro O GROVE / LA VOZ

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LETICIA CASTRO

La entidad celebra hoy a las ocho en el auditorio de O Grove sus treinta años

20 ene 2024 . Actualizado a las 13:37 h.

Enxebre celebra esta tarde tres décadas de actividad en O Grove, una eternidad para una asociación cultural que impulsó el teatro en la localidad arousana y que nació de la manera más peregrina en Santiago, de la mano de Jacobo Otero. Él se había marchado a estudiar con dieciséis años y en aquel momento ayudaba como monitor en un instituto. Un buen día decidió que iban a hacer una obra de teatro en el aula. «Tenía la gran suerte de que muchos de los profesores del centro, habían sido fundadores del Centro Dramático Galego», cuenta. Pidió que le echasen una mano y le llevaron a Evaristo Calvo, integrante de Mofa e Befa. Casualidades del destino, la obra, que estaba ya medio montada era Fas e Nefas: O Castelo Encantado 5000 e pico.

Jacobo descubrió que aquello le gustaba, y que había que montar una compañía, pero no allí, sino en O Grove. Se lo contó a los cuatro amigos de siempre y empezó a seleccionar gente que pudiese encajar.

En la discoteca Scorpio

Fue en la discoteca Scorpio, en un festival de playback que hacían allí donde comenzó a echar el ojo a algunos mecos talentosos, e hicieron un cásting en San Roque. Así se gestó la primera obra de teatro, Romance de Micomicón y Adelala. Fue un éxito que se escenificó en el desaparecido Cine O Marino, que fue testigo a lo largo de los años de muchas representaciones de Enxebre, aunque también hubo obras en el exterior. Una de ellas fue A Pousadeira, que tuvo lugar en el jardín de la Torre de Escuredo, con un llenazo absoluto.

La otra fue en la finca de Don Jacobo, donde llegaron a introducir unos pantalanes para hacer alturas e incluso trasladaron un caballo desde San Vicente. Allí se representó A Lagarada. Corría el año 1994. La intención era reivindicar esos espacios patrimoniales con la intención de poner el foco sobre ellos. Y así, sin querer, la asociación creció, llegando a ser una gran familia de casi 150 integrantes que iban y venían. «Fue una época muy guay, de mucho curro, las actividades fuera requerían de muchísimo esfuerzo pero la época del Cine O Marino fue muy bonita —recuerda—, lo transformamos nosotros en teatro, porque hubo que partir de cero, no había donde colgar focos, no tenía caja negra, el suelo estaba mal, pero Pepe Lores nos daba todas las facilidades del mundo, siempre nos dejó actuar allí a excepción de una vez, cuando salió Torrente, no iba a dejar de proyectar ese estreno porque nosotros quisiéramos hacer teatro».

Por aquel entonces estaban a punto de estrenar La casa de Bernarda Alba, y se encontraban en un punto de inflexión; ya trabajaban con decorados de diseño. Así que aquella función, por la que los premiaron, se estrenó en el patio del colegio Rosalía de Castro. Comenta Jacobo que en aquel momento «el Concello tuvo que aprender a relacionarse con los colectivos, nosotros no recibimos ninguna subvención los diez primeros años», dice. Enxebre, que se embarcó en mil eventos, como el famoso Mercado Tradicional que cada 6 de diciembre se llevaba a cabo en la Praza de Arriba, o en el Desembarco Pirata, fue uno de los vecinos que más luchó por que O Grove tuviese el auditorio en el que el colectivo cultural va a celebrar hoy sus treinta años: «Tuvimos multitud de reuniones con clubes, asociaciones... Y conseguimos reunir la firma de cincuenta entidades para hacerle entender al Concello la necesidad de construir un auditorio, y aquí estamos». Con una treintena de obras a la espalda y más que vendrán.