No hay duda de que los pasos dados para procurar una privatización de la sanidad están dando frutos. A las pruebas me remito: el nuevo PAC de Lugo, instalado en terrenos de la vieja Residencia, no logra atender a los pacientes ante la falta de médicos y sanitarios.
No es el único caso. Días atrás, el pueblo entero de O Vicedo se manifestó en sus calles ante la carencia de un solo médico para atender a sus vecinos. En Monforte, otro tanto con cientos de vecinos protestando. En Viveiro se concentraron más de 2.500 personas para protestar por la falta de médicos de familia, pediatras y personal de enfermería. Rápidamente las autoridades competentes anunciaron la presencia en unos días de un par de médicos y, esperándolos están. Precisamente en Viveiro me dieron cita para conocer el resultado de una prueba, para 18 días después. La causa de tanta tardanza, que no estaría la doctora. Ese es otro de los problemas. Cada vez que acudo al centro de salud en Viveiro, me atiende una enfermera diferente. Ya he decidido no aprenderme sus nombres pues sé que a la siguiente consulta no estará.
Como siempre, el recurso de las autoridades: no hay médicos ni sanitarios suficientes. Los que alegan ahora esta carencia son los mismos que dejaban que los sanitarios españoles emigraran a donde recibían mejores sueldos y mejor trato.
No estaría mal que los gobernantes se diesen una vuelta, de vez en cuando, por Viveiro, Vicedo, Monforte, Os Ancares o Lugo, y se instalasen delante de los centros médicos por unos días, para conocer la situación de primera mano y poder entonces tomar decisiones.