La historia de los comerciantes maragatos en A Mariña inspira un centro de interpretación en Lourenzá

María Cuadrado Fernández
MARÍA CUADRADO LOURENZÁ / LA VOZ

LOURENZÁ

Bernardo Rodríguez y parientes, en 1894
Bernardo Rodríguez y parientes, en 1894 Archivo Maragatacasa AC

Un inmueble de la familia Rodríguez Alonso será la sede en Lourenzá de «Maragatacasa Fala», unas jornadas sobre sociedad, economía y cultura maragatas

27 abr 2024 . Actualizado a las 10:03 h.

Los lazos entre León y A Mariña lucense vienen de lejos. Y del ayuntamiento leonés de Santiago Millas, considerado como la capital de la maragatería arriera, proceden familias de comerciantes que se asentaron en distintos puntos de la comarca, donde abrieron y gestionaron prósperos negocios e implantaron otro tipo de prácticas comerciales.

Las jornadas «Maragatacasa Fala» congregarán los días 3 y 4 de mayo en Vilanova de Lourenzá a expertos y a autoridades políticas de ambas regiones que profundizarán sobre la historia de los maragatos, analizarán la huella que dejaron en la zona y abundarán sobre la metodología y las estrategias mercantiles que seguían.

Las conferencias se desarrollarán en un inmueble ubicado en la Avenida de Mondoñedo, 18. Fue vivienda, almacén y negocio mixto de una familia de maragatos. Bernardo Rodríguez Otero y María Concepción Alonso Rodríguez se instalaron en Vilanova en 1896. Eran los tatarabuelos de Xoán X. Rodríguez Rivas, presidente de Maragatacasa AC, colectivo que impulsa estas jornadas en la casa familiar en la que está proyectada la creación de un centro de interpretación sobre el mundo maragato.

Inmueble de la familia Rodríguez Alonso en Vilanova de Lourenzá, donde se impartirán las jornadas
Inmueble de la familia Rodríguez Alonso en Vilanova de Lourenzá, donde se impartirán las jornadas Maragatacasa AC

El proyecto está en marcha y la idea era haberlo iniciado este año, pero por ahora está pendiente de asignación de fondos europeos. Este centro museístico se sumará a otras investigaciones e iniciativas desarrolladas en los últimos años en Galicia para divulgar y dar mayor visibilidad al origen y al legado de este pueblo.

Sostiene Xoán Rodríguez que su familia laurentina se dedicaba al comercio de diversos productos centrándose principalmente en la exportación al por mayor de jamones a Madrid, una actividad similar a la que Tomás Pérez Carro y Vicenta García tenían en Lugo. Los antepasados de Xoán —explica— fijaron en Vilanova el epicentro de sus negocios mientras operaban también desde otra casa comercial ubicada en O Val, poseían almacén en Rábade y una especie de venta-almacén en Vegadeo (Asturias): «O meu tataravó tiña a súa base en Vegadeo, na venta dun tal “Farrucín”, tal como aparece no seu libro de actas. Ao instalarse en Vilanova abandonou esa referencia».

También contaban con un embarcadero con almacenes en A Espiñeira (Barreiros-Foz). «En Ribadeo construíran, na década de 1910, a nave que hoxe ocupa Acuicultura, da Consellería do Mar, no porto de Porcillán. O da Espiñeira e Ribadeo debíase ao comercio marítimo, nomeadamente sal. Desde 1918 foi socio na propiedade dun pailebote (un barco mercante da época)», detalla. Releyendo «o libro de actas» deduce la importante actividad de venta de jamones: «Só en Vilanova debía de ter uns 100.000 quilos nos diferentes almacéns». También apunta que «había operacións feitas nos anos 20 que superaban as 50.000 pesetas».

«Domestic system»

El negocio familiar vivió su período culminante entre 1890 y 1936, «xa que despois da guerra o mercado destino, que era Madrid, afundiuse». Además del transporte de mercancías a lomos de caballerías, la familia aprovechaba los tráficos marítimos y, frente a la amenaza que en su día representó el tren para su sistema empresarial, «eles souberon ver no ferrocarril un aliado».

La apuesta inicial por lo que hoy podríamos denominar un «domestic system», la venta sin stock acumulado, favorecía sus acuerdos con productores individuales y el envío de grandes cantidades de materias primas a la capital. «O que mellor facían era negociar. O gran negocio era coñecer aos maioristas de Madrid e empregar o tren para enviar mercadorías, aínda que na miña familia, entre os anos 10 e 20, había tamén xa catro camións que se empregaban para levar os xamóns á estación de Rábade. Voltaban cargados con viño para o comercio minorista», abunda.

Xoán Rodríguez, en el despacho de sus antepasados en la casa familiar de Vilanova
Xoán Rodríguez, en el despacho de sus antepasados en la casa familiar de Vilanova Archivo MaragataCasa AC

Xoán todavía recuerda un almacén de sal situado frente a la casa de Lourenzá y la recepción de esta mercancía en Ribadeo, de donde procede otra rama de su familia, también maragata aunque asentada ya desde los años 80, con sus tatarabuelos Pilar Pérez Franco y Bernardino Alonso Rodríguez centrados en gestionar transportes, el hotel La Ferrocarrilana (más de cuatro décadas en la Guía Michelín)...

Otros parientes se asentaron en Vigo, donde poseían una emblemática fábrica de chocolates —La Perfección, Chocolates Sabú y Viso—; otros en Foz, dedicados principalmente al comercio minorista; otros en Bóveda «tamén dedicados ao comercio maiorista de xamóns», etcétera.

Las operaciones mercantiles iniciadas por sus tatarabuelos las continuaron sus bisabuelos y abuelos. Desarrollaban una cultura empresarial diferente a la práctica rentista, más habitual a nivel local: «Meus avós compraban porcos nas casas de labranza e ofrecían liquidez económica. Os maragatos tiñan diñeiro para pagar e unha importante rede de contactos, principalmente en Madrid».

 Xoán Rodríguez: «Meu pai reuniu unha gran colección de obxectos e soñaba con crear un museo»

A la muerte de su padre, Xoán Rodríguez heredó la vivienda en la que actualmente se proyecta el centro de interpretación. Es un inmueble —explica— «blindado» y donde se aprecia claramente la separación entre la vida comercial y la familiar. «Ao longo dos seus últimos anos meu pai reuniu unha gran colección de obxectos e de material, e sempre soñaba con crear un museo», relata. El empeño del padre avivó la curiosidad del hijo, que se embarcó en la aventura de indagar sobre el pasado familiar y amplió sus investigaciones maravillado por los descubrimientos.

Con el apoyo y asesoramiento de un equipo de trabajo impulsa este proyecto en un inmueble que atesora un importante muestrario de piezas que invitan a descubrir otro estilo de vida y de hacer negocios. En la casa se conserva desde un completo comedor con piezas de art déco de 1934 a cámaras de fotos o numerosos documentos, más de 700 fotografías anteriores a 1950... «Xa temos moito inventariado, arredor de 1.500 pezas», explica: «Pero aínda sigo descubrindo moito».

Ante el hotel La Ferrocarrilana, en Ribadeo
Ante el hotel La Ferrocarrilana, en Ribadeo Archivo MaragataCasa AC

En sus pesquisas y tras una visita a un museo de Santa Colomba de Somoza conoció a Abel Fernández, doctor en Historia del Arte, lo que le permitió contactar con Laureano Rubio Pérez, catedrático de Historia Moderna de la Universidad de León, uno de los mayores expertos en el mundo maragato, que analizará en las jornadas el papel de la burguesía maragata. Otros aspectos, como su contribución al desarrollo económico de Lourenzá o la figura de Andrés Martínez Salazar y la cultura gallega, tendrán protagonismo en las ponencias.

Rodríguez cita el papel de los comerciantes maragatos en la compra-venta de lino, la vinculación con la saga maragata de importantes grupos como Calvo o el libro «Los maragatos en A Coruña (1870-1940)», de Beatriz López Morán y Xosé Ramón Barreiro Fernández: «Os maragatos vertebraron unha parte grande do que foi a protoindustria galega».

Cultural

A la par de la empresa —apunta— estuvieron vinculados con movimientos culturales. Rememora que Andrés Martínez Salazar fue el segundo presidente de la Real Academia Galega y también la amistad que unía a Francisco Fernández del Riego con el hermano de su abuelo, Carlos Rodríguez Alonso. Las jornadas son el avance de otras iniciativas de divulgación.