Frustración de miles de oenegés en Haití por la escasa ayuda

Mercedes Gallego NUEVA YORK/COLPISA.

INTERNACIONAL

La ONU lamenta que no se resalten logros como la nutrición y la falta de epidemias

18 jul 2010 . Actualizado a las 02:38 h.

En las semanas que siguieron al terremoto más devastador del Caribe, un rayo de esperanza se abrió paso entre las montañas de cadáveres, acunado por la desbordante solidaridad del mundo. ¿Será esta la oportunidad de sacar a Haití de la miseria?, se preguntaban muchos. Esta semana, al cumplirse seis meses de la tragedia, las cifras son poco alentadoras: del millón y medio de sin techo que dejó el seísmo, apenas cien mil han recibido luz verde para volver a sus hogares, y solo 28.000 afortunados tienen nuevas casas.

La vida ha vuelto a Puerto Príncipe, pero encaramada sobre los escombros que aún entierran a parte de los 300.000 muertos, y en los lugares más arriesgados e impensables, como el campamento de toldos instalados en una mediana de una concurrida carretera.

En otras partes de la ciudad, donde los campamentos han surgido en colinas, cerca de 40.000 personas están en peligro de perecer por los deslizamientos de tierras que provocarán las lluvias torrenciales en temporada de huracanes.

La frustración se ha adueñado de las más de 11.000 oenegés que intentan canalizar en Haití la repuesta más generosa que haya tenido el mundo ante ninguna otra tragedia. Al menos de palabra.

Nigel Fisher, coordinador de esfuerzos humanitarios de la ONU en la isla, puso los puntos sobre las íes ante las críticas. «De los 2.000 millones de euros que el mundo prometió para este año en la conferencia de donantes del 31 de marzo, solo se han entregado 553», explicó. O sea, el 27%. No se sabe si muchos países han dado marcha atrás ante el embate de la crisis o si están esperando a que se ponga en marcha la comisión interina que presiden Bill Clinton y el primer ministro haitiano, Jean Max Bellerive, lenta hasta para definir su composición.

?Ni epidemias ni revueltas

De lo que no se habla es de lo que no ha ocurrido, se lamenta la ONU. Por ejemplo, de la ausencia de epidemias o de revueltas, de los índices de desnutrición, que incluso han mejorado entre los niños de algunas zonas especialmente marginales, como Cité Soleil.

Los escombros que se amontonan en el poco suelo disponible de la capital no son los mismos del 12 de enero. «Esos se han recogido. Los que se ven ahora son los que saca la población de sus casas», asegura Fisher.

Son el mayor impedimento para reconstruir en zonas en las que no se puede entrar ni con una carretilla de mano. Se calcula que con mil camiones se tardaría cinco años en limpiar la capital haitiana, pero solo operan 300. Por eso Fisher citaba la maquinaria pesada como la primera necesidad, algo para lo que ya no bastan todas las oenegés del mundo, sino que urge la generosidad de la industria privada. «Con eso ayudarán a su propia recuperación», alentó.