El presidente alemán dimite por sus afirmaciones sobre Afganistán

Enrique Müller BERLÍN/COLPISA.

INTERNACIONAL

Había vinculado la presencia del Ejército germano en el país asiático a intereses económicos

01 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El presidente de Alemania, Horst Köhler, renunció ayer sorpresivamente a su cargo a causa de una ola de críticas que había recibido en los últimos días por unas declaraciones en las que vinculó el papel de las Fuerzas Armadas alemanas en Afganistán con la defensa de los intereses económicos y comerciales del país.

Durante una breve declaración leída en el palacio Bellevue, en la que estuvo acompañado por su esposa, Köhler lamentó que sus declaraciones hubieran provocado un malentendido. Con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada dijo que dimitía porque se había perdido el respeto al cargo que desempeñaba, pero afirmó que carecían de fundamento las afirmaciones de que hubiera apoyado una misión militar para la salvaguardia de intereses económicos.

La polémica en torno a Köhler se inició cuando sugirió, el 22 de mayo, en la emisora pública Deutschlandfunk, después de una visita relámpago a la base militar germana en Mazari Sharif, que la misión de su país en Afganistán también tenía la misión de defender los intereses económicos del país. «Un país de nuestras dimensiones y orientado hacia el comercio exterior y dependiente de él tiene que saber que, en caso de urgencia, la misión militar es necesaria para salvaguardar nuestros intereses, por ejemplo, asegurar la libertad de las rutas comerciales o impedir la inestabilidad en toda una región, lo que tiene un impacto negativo en nuestras oportunidades comerciales, empleos e ingresos», dijo Köhler.

Las declaraciones provocaron indignación en las filas de la oposición, cuyos líderes acusaron al presidente de tener ambiciones imperialistas. Los partidos de la alianza gubernamental tampoco ocultaron su molestia y la canciller, Angela Merkel, nunca quiso salir en defensa de Köhler cuando los ataques arreciaron.

En los últimos días, la oficina de prensa de Köhler intentó desesperadamente acabar con la avalancha de críticas, pero en lugar de corregir el error cometido lo agravó. Un portavoz dijo, por ejemplo, que el presidente solo se había referido al patrullaje marítimo para evitar la piratería frente a las costas de Somalia.

Dos horas antes

A pesar de las polémicas declaraciones, nadie se imaginó en Alemania que el mandatario, que hace un año fue reelegido en el cargo, tomaría una decisión como la que anuncio ayer. Es más, Köhler comunicó a la canciller Merkel su decisión de renunciar dos horas antes de hacerla pública, un gesto que sugiere que la relación entre ambos no pasaba por un buen momento.

Este aspecto fue destacado ayer por el presidente del SPD, Sigmar Gabriel, que acusó a la coalición de Gobierno de haberse distanciado de un presidente incómodo. «Este paso [la renuncia] solo se explica si se tiene en cuenta cómo aquellos que eligieron a Horst Köhler ahora le han retirado su apoyo», dijo.

La renuncia supone un duro golpe para la coalición gubernamental y para la propia canciller. La gestión del Gobierno es rechazada por más del 50% de los ciudadanos y aumentará los próximos días, cuando el Ejecutivo anuncie un plan de recortes, que incluirá también un aumento de impuestos.

Angela Merkel y su aliado Guido Westerwelle tienen un mes de plazo para buscar un candidato idóneo, una tarea para la cual ninguno de los dos estaba preparado. La Constitución establece un plazo máximo de 30 días para la convocatoria de la Asamblea Federal. El plazo vencerá el 30 de junio.