Oh, Hebrón

Miguel Anxo Murado

BARBANZA

La prensa israelí acusa al Ejército de transigir con los colonos

07 dic 2008 . Actualizado a las 02:18 h.

Es raro que nos enseñen imágenes de los colonos judíos de Cisjordania. Barbudos, con su pelo recogido en trenzas rituales, armados hasta los dientes, violentos, fundamentalistas? Es un Israel que Israel preferiría que no se viese demasiado. Mejor jóvenes haciendo surf en la playa de Tel Aviv.

El problema es que en Israel hay más colonos que surfistas. Muchos más. Son en torno a medio millón los que viven en los territorios palestinos. Aunque esto está prohibido por las leyes internacionales, la ley nunca ha sido un obstáculo para ellos, puesto que cuentan con el apoyo de Israel y la tolerancia de la comunidad internacional. Lejos de ser una minoría de exaltados, los colonos y sus simpatizantes son una parte sustancial de Israel y no hay Gobierno que no tenga varios ministros colonos.

Se dice estos días que los de Hebrón son los más extremistas. Esto no está tan claro para quien conozca a los demás. Sí es cierto, en cambio, que Hebrón es una metáfora de todo el problema. Ciento setenta mil árabes viven allí en un permanente estado de sitio para que 600 colonos judíos procedentes de EE.?UU. o Rusia puedan disfrutar del sueño fundamentalista de residir junto a la mezquita local, que ellos llaman la Tumba de los Patriarcas, el supuesto lugar de enterramiento de Abraham. No importa que haga decenios que los arqueólogos concluyesen que las únicas tumbas que hay allí son las de unos antiguos jeques árabes; los colonos no viven en la realidad, sino en el mundo mesiánico de la Biblia.

Fue con la apropiación de un hotel en Hebrón (o al-Jalil, el verdadero nombre de este lugar al que se impuso el discutible topónimo bíblico) como comenzó la colonización de Cisjordania. Y también fue en Hebrón donde murió el llamado proceso de paz, al poco de iniciarse, cuando uno de estos colonos, Baruch Goldstein, tomó su fusil ametrallador, entró en la mezquita y mató a 29 palestinos, el atentado más grave de la historia reciente del conflicto.

Si se ha hablado de Hebrón esta semana, pues, no es porque haya sucedido nada novedoso. Colonos incendiando casas y coches de palestinos, profanando mezquitas y cementerios? Es lo habitual en Cisjordania desde hace décadas. De los colonos solo se habla cuando van demasiado lejos y se enfrentan también a los soldados israelíes, como de hecho ha sucedido. ¿Por qué?

En teoría, por una casa que los colonos dicen haber comprado a un palestino (de nuevo, ilegalmente) y que el palestino niega haber vendido. Los soldados ni siquiera le dan la razón al palestino, al que han echado a la calle con su familia; simplemente no quieren que los colonos se instalen tan al interior de la ciudad porque tendrían que desplegar más tropas para protegerlos, lo que los colonos buscan.

Pero hasta esto es secundario, porque mientras las cámaras filmaban la lucha ritual entre los soldados y unos pocos colonos, sus compañeros enmascarados intentaban quemar vivas a familias palestinas en sus casas. Tuvieron que ser los periodistas los que salvasen a varios niños, ante la pasividad del Ejército. Por eso, el diario israelí Haaretz acusaba ayer a los colonos de ser terroristas y al Ejército de hacer la vista gorda. ¿Es así? A la misma hora que salía ese editorial, a la fotógrafa de Haaretz en Hebrón un soldado le partía la cabeza con la culata de su fusil y la mandaba al hospital. Habrá que entenderlo como un sí.