La Policía Local de A Coruña recapacita y devuelve el tirachinas que le había confiscado a una conductora

Ana Lorenzo Fernández
Ana Lorenzo A CORUÑA |

A CORUÑA CIUDAD

Decidieron no tramitar la multa y pedir perdón a esta pareja de jóvenes

13 mar 2017 . Actualizado a las 19:15 h.

«Estoy supercontenta, contentísima. Estoy encantada de la vida». Iria Creo Abeijón no se lo podía creer ayer, cuando su novio le contó que los agentes de la Policía Local de A Coruña lo habían llamado para decirle que le devolvían el tirachinas que el pasado jueves le habían requisado en un control rutinario, al entender que se trataba de un arma y que no tenía permiso para usarla.

Rubén López, la pareja de la joven, era quien conducía el coche el día en el que los agentes del 092 decidieron darle el alto y ponerle una multa de 300 euros por llevar colgada en el retrovisor del vehículo un arma prohibida. Fue entonces cuando él les contó la historia del tirachinas, un juguete artesanal de madera, que el abuelo de Iria le había construido hacía 23 años, y que tenía un gran valor sentimental para su novia, puesto que le recordaba mucho a su pariente fallecido.

Esta explicación no les bastó a los policías, que decidieron llevarse el tiragomas a la comisaría, adonde horas más tarde acudiría la propietaria del mismo para intentar recuperarlo, aunque sin fortuna. Después de denunciar su caso en La Voz, los responsables de la Policía Local coruñesa recapacitaron y decidieron no tramitar la multa y pedir perdón a esta pareja de jóvenes, que ayer mismo pasaban por las oficinas del 092 para recoger el tirachinas.

«Me pidieron disculpas y me explicaron que no entendían muy bien cómo había podido ocurrir algo así, que más bien parecía una broma», recordó ayer Rubén López.

Muy afectada

Al disgusto que se llevó la propia Iria Creo al saber que le habían requisado su tirachinas, se unió el de su abuela, a la que fue a visitar este fin de semana a Noia, su pueblo natal. «Yo no le quise decir nada, pero ella ya se había enterado, y justo venía de visitar del cementerio a mi abuelo. Estaba destrozada, y solo me decía: ''Se teu avó soubese isto...''», relataba ayer Iria. De hecho, incluso se llegó a ofrecer para pagar la multa y para venir a la ciudad a reclamarlo. «Insistía en que iba a hacer lo que fuera para recuperar el tirachinas», explicaba Iria con su juguete ya en la mano.