El turismo se resiente en la Ribeira Sacra por el vaciado del Sil

Francisco Albo
Francisco Albo MONFORTE/LA VOZ.

GALICIA

Hosteleros de la zona estudian pedir compensaciones con acciones legales

19 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El vaciado del embalse de Santo Estevo, acometido por la empresa Iberdrola para llevar a cabo obras de reparación en sus instalaciones hidroeléctricas del cañón del Sil, todavía no ha llegado a su fin, pero ya está provocando las quejas de las empresas de hostelería de la zona, que acusan el impacto del cierre temporal de las rutas turísticas de catamarán gestionadas por la Diputación de Lugo. «Se vacía el embalse y también se vacían nuestros negocios», resume el hostelero y bodeguero Fernando González, miembro de una asociación de empresarios de la parroquia de Doade, en Sober. El colectivo estudia la posibilidad de emprender alguna acción legal para reclamar compensaciones por los perjuicios económicos que está sufriendo el sector, pero para ello «habrá que esperar más tiempo, porque aún es demasiado pronto para valorar los daños», añade.

El proceso de vaciado del embalse empezó el 19 de abril, aunque en un principio estaba previsto abrir las compuertas al acabar la Semana Santa. Las intensas lluvias caídas en la zona en ese período elevaron considerablemente el caudal y obligaron a retrasar el inicio de la operación, que según las estimaciones de Iberdrola seguirá ejecutándose hasta mañana. Para entonces se espera que el nivel de agua haya llegado a una cota -unos treinta metros por debajo de la altura habitual- que permita realizar las obras de reparación y mantenimiento. La bajada de las aguas, a un ritmo de unos siete hectómetros diarios, ya ha cambiado considerablemente el paisaje de la zona. En algunos tramos el río ya ha recuperado el nivel primitivo que tenía antes de la construcción del embalse, y el típico aspecto desolado de las orillas que vuelven a salir a la luz tras permanecer anegadas durante años llama poderosamente la atención en numerosos lugares.

Sin visitantes

Desde que dejaron de navegar las embarcaciones turísticas con base en el club náutico de Doade -en el límite de los municipios de Monforte y Sober-, los negocios hosteleros situados en el cañón del Sil y su entorno inmediato apenas reciben visitantes los fines de semana, según sus propietarios. «Hay que tener en cuenta que el catamarán atraía unos 35.000 visitantes al año y que esta gente viene sobre todo los fines de semana, festivos, puentes y épocas vacacionales», apunta Fernando González. «Durante la semana aún siguen viniendo algunos visitantes, pero los que venían a navegar en el catamarán los sábados y domingos han desaparecido», agrega. Este problema -continúa el empresario- también lo están sufriendo negocios situados en la orilla ourensana del Sil, en municipios como A Teixeira y Castro Caldelas.

Los hosteleros de la zona, por otro lado, se quejan de que no ha vuelto a saberse nada de las iniciativas que se plantearon el pasado mes de marzo en una reunión entre los responsables del área turística de la Diputación lucense y la comisión de turismo del municipio de Sober. En aquella ocasión se habló de la posibilidad de recuperar un antiguo embarcadero que funcionó en los años noventa en el lugar de Chanteiro -también en Sober- en el caso de que ese tramo del Sil mantuviese suficiente profundidad como para permitir la navegación durante el vaciado del embalse. «Hablaron también de realizar unas obras de mejora en el embarcadero de Os Chancís [próximo al de Chanteiro], pero de momento todos estos proyectos están parados y lo malo que el mes que viene ya es junio y empieza el verano», concluye González a este respecto.