El independentista Uxío Caamaño asume el atentado de Santiago del 2005

La Voz

GALICIA

04 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Uxío Caamaño Santiso, el joven independentista gallego que el 23 de julio del 2005 colocó un artefacto explosivo en la oficina de Caixa Galicia en la plaza de Galicia de Santiago de Compostela, admitió ayer su participación en los hechos de los que se le acusa, pero alegó que no pretendía hacer daño a nadie. En este sentido, adujo que situó junto al explosivo un cartel que advertía: «Peligro, bomba. No tocar».

Caamaño, que se sentó ayer en el banquillo de los acusados de la Audiencia Nacional junto a su correligionaria Xiana Rodríguez, a la que intentó exculpar en todo momento, se negó a contestar a la representante del Ministerio Fiscal.

A preguntas de su abogado, Endika Zulueta, el defensor del Egipcio en el juicio del 11-M, relató en gallego que fue detenido por la policía antes de que su artefacto hiciese explosión y que, en el mismo momento de su arresto, se identificó ante los agentes con su nombre real y alertó del lugar en el que había colocado la bomba y el tiempo que restaba -una hora y 20 minutos- para que se produjese la detonación.

Versión contradictoria

Esta versión de los hechos choca, al menos en parte, con la que recoge el atestado policial y que asume la Fiscalía en su escrito de acusación. Uxío Caamaño, según el aludido atestado, cuando fue detenido, se identificó con un permiso de conducir a nombre de Antonio Rubio Sánchez, que tenía pegada por encima su propia fotografía. Por este delito de falsificación de documento oficial la Fiscalía le solicita una pena de dos años de prisión, que se suman a los quince que le pide por el de estragos y cuatro más por el de utilización ilegítima de vehículo de motor.

La Fiscalía considera que en el caso de Uxío Caamaño concurre la circunstancia agravante de utilización de disfraz porque este militante de AMI (Assembleia da Mocidade Independentista) llevó a cabo su acción oculto bajo una gorra y una peluca y utilizó un coche Citroën Saxo gris que fue robado a punta de cuchillo el 14 de marzo del 2005 por dos personas que todavía no han sido identificadas.

Caamaño, una vez más a preguntas de su abogado, explicó que el automóvil se lo dejó un amigo y que desconocía que fuese robado, mientras que, sobre el disfraz, se justificó alegando su pretensión de no ser identificado. «No quería que me reconociesen; ya me han detenido otras veces mientras iba por la calle», subrayó.

Según fuentes policiales, fue precisamente este disfraz lo que lo delató. Un agente declaró ayer en el juicio que «llevaba demasiada ropa para el calor que hacía ese día».