El Puerto estrena pasarela y balcón a aguas tranquilas

A. Vellón

FERROL

La senda peatonal abre generosas vistas de los muelles, A Cabana y A Malata

29 abr 2010 . Actualizado a las 12:52 h.

Un acto tremendamente discreto -bendición de la infraestructura, un paseo y ningún discurso- sirvió ayer para abrir al público la nueva pasarela peatonal sobre la desembocadura a los muelles del Acceso Norte. Una peculiar estructura arquitectónica de alrededor de 250 metros de largo que, tras una inversión de 2,8 millones de euros, sirve ahora para enlazar de forma directa la zona de paseo que discurre por los muelles interiores y la de A Malata.

La ceremonia estuvo presidida por el máximo responsable de la Autoridad Portuaria Ferrol-San Cibrao, Ángel del Real. Proyecto y obra, no obstante, fueron impulsados en la etapa de Amable Dopico al frente del organismo para favorecer la relación urbanística entre el ente y la ciudad.

Como ya se ha mencionado, el acto inaugural fue muy sencillo. Apenas un recorrido sobre la pasarela en el que tanto Del Real como diferentes representantes de la Autoridad Portuaria pudieron comprobar de primera mano lo que, desde ayer a las 14.00 horas, pueden encontrarse los vecinos.

El trazado, en principio, impone un poco. O dicho de otro modo, da la sensación de que la escalada va a ser dura por la altitud que alcanza el tablero. Iniciándolo desde la zona del puerto, lo primero que se ve es ya una invitación al descanso, pues un amplio banco de madera se apoya en un lateral para el que quiera tomar aliento.

A medida que se va cruzando el piso de tablero de la pasarela, no obstante, ya se ve que la cosa no es para tanto. De hecho, el camino se hace suave y agradable. En buena medida porque el paisaje contribuye, y mucho.

El paisaje

Es en el centro de la estructura donde se abren las vistas más generosas a los ojos del paseante. Una panorámica casi metafórica sobre la propia ciudad.

A un lado se puede apreciar la actividad en el muelle interior. Naves, grúas, máquinas, piezas de aerogeneradores almacenadas a la espera del buque que las traslade... Trabajo en estado puro. Pero si se alza un poco más la vista la cosa cambia y el trajín da paso a la estampa de las tranquilas aguas de la ría de Ferrol: A Cabana, A Graña al fondo, pequeños botes de mariscadores amarrados... Un giro radical sobre lo anterior.

Volviendo la cabeza al otro lado espera la ensenada de A Malata y la propia desembocadura de la autopista en el recinto portuario. Camiones pasando justo bajo los pies de uno.

A ritmo muy tranquilo, en poco más de cinco minutos se pone punto y final al recorrido y se enfila la parte de la pasarela que emboca ya el paseo de A Malata. Se logra una continuidad en la caminata que antes cortaba el tráfico de cuajo. Allí espera otro banco, igual al del inicio de la andaina. Otro guiño al descanso. ¿Será muy frecuentada? Todo apunta a que sí. Pero se verá.