Avistan dos ejemplares de tiburón peregrino en una playa de Ferrol

Manuel Arroyo Alves
Manuel Arroyo FERROL

FERROL

Se trata de una especie inofensiva que se alimenta de plancton. Uno de los escualos rondaba los siete metros.

23 abr 2010 . Actualizado a las 13:30 h.

Roberto Lata y su hermano Antonio, dos ferrolanos aficionados al submarinismo, se toparon el pasado sábado con una «impresionante sorpresa» cuando regresaban de una jornada de pesca. Un tiburón peregrino «tan grande como la planeadora» asomaba la aleta dorsal a tan solo una milla de la playa de Doniños, en Ferrol. «Era enorme», dice Roberto, quien captó con la cámara de su móvil al escualo mientras se alimentaba a escasos metros de su embarcación. Al principio dudaron. «No sabíamos si era un pez luna», pero cuando lograron acercarse, comprobaron que se trataba de un ejemplar inofensivo. Y es que los tiburones peregrinos, a pesar de su tamaño y su aspecto agresivo, apenas tienen dientes y se alimentan única y exclusivamente de plancton.

«Mi hermano quería sumergirse junto a él», cuenta Roberto, aunque finalmente cambió de opinión ante el tamaño del escualo, «de unos seis o siete metros».

Pero no fue esta la única sorpresa que se llevaron esa tarde. Cuando continuaron rumbo a puerto, se toparon con otro ejemplar «algo más pequeño», que no superaba los tres metros.

De visita por el golfo Ártabro

Durante el último mes han aparecido en la zona del golfo Ártabro más ejemplares de esta especie, que llegan a nuestras costas empujados por la temperatura del agua y los bancos de plancton, según ha explicado a lavoz.es Juan Ignacio Díaz da Silva, responsable de mamíferos marinos del CEMMA/SGHN.

Esta especie puede permanecer en una ensenada hasta que agote la mancha de nutriente, y suele tratarse de ejemplares jóvenes o subadultos que se encuentran desperdigados, al estar fuera del período de reproducción. No obstante, Da Silva subraya que se trata de una especie «totalmente inofensiva» que, además, no rehúye de la presencia de embarcaciones.

El tiburón peregrino, cuya talla máxima ronda los 12 metros, es uno de los escualos con mayor tamaño, solo superado por el tiburón ballena. Actualmente es una especie protegida y está prohibida su captura así como la comercialización.

A finales del siglo XVIII y principios del XIX fue una especie muy apreciada por su hígado y una sustancia que se encuentra en la médula, la escualina. En zonas de Galicia como Burela, algunas partes del animal se usaban como abono para la tierra.