El fiscal pide penas de cárcel para siete personas por la muerte de cuatro obreros de Navantia

Francisco Varela

FERROL

25 mar 2010 . Actualizado a las 12:59 h.

La instrucción de la causa por el grave accidente laboral ocurrido en Navantia durante la construcción de la segunda fragata para Noruega, en el que perecieron cuatro trabajadores, enfila su final. El fiscal, en sus conclusiones provisionales, acusa a siete personas, en su mayoría los responsables de la obra en el buque, tanto de Navantia como de las contratas a las que pertenecían los fallecidos. Y solicita cuatro años de cárcel e inhabilitación para todos ellos, más indemnizaciones para las familias de las víctimas. Siguiendo el criterio de responsabilidad en cascada, aplicado por la jurisprudencia reciente en materia de siniestralidad laboral, en este caso en el ámbito penal, dirige la imputación de delito de homicidio por imprudencia grave, o contra la seguridad de los trabajadores, contra José Carlos Fernández y Andrés Castilla Pascual, jefes de prevención, y de buque, respectivamente de Navantia; Manuel Hermida Blanco y Jesús Leira López, de Montajes Nervión, y Antonio Casal Fernández y Jorge Díaz Iraola, de Mainfer, otra contrata también relacionada con el suceso.

El accidente ocurrió la mañana del 10 de mayo del 2005, a bordo de la fragata Roald Admunsen , todavía en gradas, pero a punto para la botadura, por lo que el trabajo a bordo era frenético. El siniestro se produjo en el tanque señalado en los planos como 5-158-0-W, que iba a ser limpiado, pero en el que se había producido una fuga de argón, un gas noble utilizado para soldaduras especiales de aceros.

Uno a uno, primero la trabajadora Ana Paz y luego los tres restantes, fueron cayendo desmayados al bajar al habitáculo. Ocurrió que al ver caer a la compañera, los otros acudieron en su auxilio, uno a uno, y siguieron la misma suerte. Fallecieron de asfixia al inhalar el gas.

El accidente fue el más grave, por el número de muertos en un solo siniestro, de los ocurridos en el astillero ferrolano en las últimas décadas. La antigua Bazán, ahora Navantia, gozaba de un reconocido prestigio en materia de seguridad laboral. Contaba con normativas propias que mejoraban los reglamentos generales para el sector naval, sobre todo en lo que se denominan trabajos en espacios confinados . Pero fallaron los controles, según las acusaciones, y se saltaron algunas de las normas, como hacer control de gases antes de autorizar la entrada en recintos cerrados. Con el fatal resultado de cuatro fallecidos en el accidente.