En la hostelería de A Estrada quedan pocos locales históricos con los dueños de siempre

Sánchez C.

A ESTRADA

20 dic 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La fisonomía de la villa estradense ha registrado un notable cambio desde finales de los años ochenta. La sociedad y las costumbres también se han transformado, ajustándose a los nuevos tiempos. Y en el sector de la hostelería se aprecia bastante que ha pasado el tiempo de las casas de comida, del bullicio casi exclusivo en torno a las ferias o de la sana costumbre, generalizada, de los vinos ante de la cena. Incluso la sala Lennon es ahora otra cosa, lejos de sus mejores tiempos de los ochenta y principios de los noventa.

Los cambios se aprecian bastante en el sector de la hostelería, donde solo tres o cuatro locales -y son restaurantes o casas de comida- sobreviven desde aquella época con los mismos propietarios de entonces. No aludimos en estas líneas los que cambiaron de dueños. La muy particular Casa Trabazo está en cabeza de antigüedad con los mismos dueños -o descendientes- cumpliendo casi 90 años. Le siguen a bastante distancia temporal Os Peares, A Bombilla o Casa Neria, rondando los 50 años.

Pocos con más de dos décadas

Cumpliendo ampliamente con más de dos décadas de funcionamiento, siempre con los mismos dueños, quedan pocos locales, bares y restaurantes aún abiertos. A principios de los noventa los dos o tres pubes de la villa empezaron a multiplicarse hasta superar la veintena, pero casi ninguno de los originales puede presumir ahora de tener al mismo gestor.

En el Enredo, Pepe y María llevan casi 25 años el frente del local. Toño Lamiño está cumpliendo 23 con el Tele-2, lo mismo que le ocurre al bar Paramá, situado en la salida de la villa hacia Cuntis. El Terra Nosa, muy próximo al centro médico, también es un local histórico sin cambio de dueños.

La Nixon supera las dos décadas con Tito ejerciendo como uno de los mejores cocineros de la villa, mientras el bar Herminio cumplió hace tiempo varias décadas abiertas.

Mientras, casi todas las antiguas casas de comida han pasado a la historia, como le pasó a la de Ansedes. La de Neira sigue abierta, pero allí ya no se come. Donde sí hay muchos platos para degustar es en la hamburguesería Argentinos, que cumplirá en breve treinta años abierta, con Sindo y Marta al frente.

Hay otros hosteleros históricos en la villa, pero casi todos los que siguen en activo han cambiado de local, buscando adaptarse a los tiempos modernos y nuevos hábitos.