El Breogán se descalabra en el tercer cuarto ante el empuje del Valladolid

LUGO

15 mar 2009 . Actualizado a las 02:23 h.

El duelo entre aspirantes al ascenso disputado ayer en Pisuerga se resolvió con un nítido triunfo para el Valladolid. Los locales cuajaron un excelente tercer cuarto, en el que con un parcial de 30 a 10 dieron la puntilla a un Breogán que se vino abajo tras el descanso. Los celestes firmaron una seria primera mitad, pero, una vez que Chris Hernández acertó en un par de ocasiones desde el perímetro, la tanqueta Battle campó a sus anchas en ambas zonas. El estadounidense, al igual que en el choque celebrado en el Pazo, resultó determinante para la victoria de los morados.

El partido no arrancó mal para los lucenses. Los locales, obsesionados con Ordín, Pecile y Cusworth, dejaron una gran libertad a Morentin y Betinho. Pese a que el compromiso entró en fases de correcalles con frecuencia, el Leche Río tomó el mando desde el arranque ante un rival fallón. Los porcentajes en el tiro dejaron mucho que desear en los compases inaugurales.

La intensidad y el desgaste fueron dos de los ingredientes que ambas escuadras pusieron sobre el tapete desde el salto inicial. El Breogán, serio y con una defensa zonal que desconcertó a los pucelanos, tomó rentas de hasta once puntos en la primera mitad. Pero, una vez más, al conjunto visitante le fue imposible romper el choque cuando el viento soplaba a favor.

Y tras el descanso, todo cambió. Dos triples de Chris Hernández equilibraron el atascado ataque de los de Porfirio Fisac. Battle se encargó de martillear al Leche Río desde dentro de la zona y, una vez aturdida la defensa de los gallegos, los vallisoletanos desplegaron la intensidad de un vendaval para alcanzar ventajas de hasta dieciséis puntos.

Protagonista

Uno de los duelos más esperados de la tarde en Pisuerga era el que iba a enfrentar a Cusworth y Battle. El jugador del Valladolid destapó el tarro de las esencias en el tercer cuarto, en el que dejó patente su poderío físico y su absoluta dominación de las dos pinturas. El jugador del Breogán, MVP de las dos últimas jornadas, puso actitud. Y nada más. Sus manos se convirtieron en mantequilla a lo largo del choque y, además, una dosis extra de ansiedad le privó de brillar como en él es habitual.

El conjunto pucelano pudo paladear la victoria durante los últimos minutos. Con el Leche Río noqueado y sin capacidad de reacción, los morados dieron un nuevo golpe de autoridad y gestionaron con maestría la ventaja adquirida en el tercer parcial.

Paco García apeló a los tiempos muertos, cambios continuos y defensas alternativas. Pero la brújula de los celestes se había roto en el ecuador de la contienda. Los lucenses contemplaron con impotencia cómo el tren de la primera plaza no se detenía en su estación.