«A cidade na arte» muestra la visión de A Coruña de Picasso y Granell

CULTURA

11 mar 2009 . Actualizado a las 11:01 h.

Planos, dibujos, fotografías, cómics, viejos documentales cinematográficos de Ramón Saiz de la Hoya y sobre todo pintura, en total 170 piezas; con ellas es posible reconstruir la historia de A Coruña a través de imágenes y proyectos elaborados por artistas que van desde Pablo Picasso, que hizo su primera exposición pictórica precisamente en esta urbe, hasta Eugenio Granell, pasando por Camilo Díaz Valiño, Segura Torrella, Antonio Tenreiro, Álvarez de Sotomayor, Urbano Lugrís y Luis Seoane, además de otros autores foráneos como Pier María Baldi, Martínez Abades, Luz Antequera, Alejandro Ferrant y Edward Montagu, este último embajador inglés que pasó por A Coruña a mediados del siglo XVII camino de Madrid y dejó como huella un dibujo que muestra el escuadrón inglés en el puerto coruñés. Este no es el único inglés que pasó por la ciudad, aunque es más conocido que otro viajero llamado John Todd, del que las escasas noticias indican que hizo unos dibujos sobre A Coruña en 1830; estas obras pertenecen a una colección privada que se encuentra en Madrid y es propiedad de Cristina Hernández-Cañizares. Según indica Ángeles Penas Truque, directora del Museo de Belas Artes, «que sepamos, estos dibujos eran desconocidos en A Coruña hasta ahora y nos enteramos de su existencia a través de un galerista madrileño».

A Coruña, a cidade na arte es el título de esta exposición que puede verse hasta el próximo día 3 de mayo en el Museo de Belas Artes, siendo su comisaria Ana Vasco del Castillo.

Según sostiene Felipe Arias, director general de Patrimonio de la Xunta, esta exposición tiene una clara utilidad histórica y documental, ya que permite apreciar «como unha capital de provincia, e non unha calquera, evolucionou de xeito irregular e en ocasións anárquico e por veces agresivo coas invariantes patrimoniais, de conxunto e de detalle, que a conformaron durante séculos». Sostiene que esta muestra «dará lugar incluso, sen dúbida, a reflexións e comentarios que en si mesmos poderían ser considerados un patrimonio intanxible, no sentido de que recolle sentires e pareceres elaborados, consciente ou inconscientemente, pola propia sociedade que xerou aquela evolución nas cinco décadas centrais do século XX».