Dos protagonistas de «Mamasunción» recuerdan que fue una historia real

F. S. Cordón

OURENSE CIUDAD

12 dic 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Chano Piñeiro vivió de niño en una casa de Forcarei alquilada por sus padres al matrimonio formado por Manuel Barreiro, el cartero del pequeño pueblo, y Dolores Rivas. Estos se encariñaron especialmente con él, y fue el propio Manuel quien un día, cuando Chano ya filmaba con el Súper-8 le contó bien la historia de una viejecita que aún pasaba cada día por su oficina de reparto, en Forcarei, esperando una carta, que nunca llegaba, de un hijo emigrado.

Chano pudo seguir de cerca la historia de la viejecita, y cuando decidió pasarse a las grabaciones de 35 milímetros optó por plasmarla en un corto. Como la economía no daba para mucho, nada mejor que recurrir al propio Manuel Barreiro para que interpretase al cartero de la entrañable historia, es decir, a él mismo. Se van a cumplir ahora 25 años de la grabación de aquel corto, un poco largo, Mamasunción , que pasó a la historia del cine gallego por los muchos premios y distinciones que acaparó en numerosos certámenes cinematográficos.

Pocos recuerdos de un día

Manuel Barreiro cumplió hace poco 92 años. Tiene los achaques típicos de su edad, pero le incordia especialmente estar un poco sordo. No obstante, contestaba ayer a algunas preguntas sobre los recuerdos que le quedan de aquella experiencia. Comentaba que solo tuvieron que ir un día al pueblo de Ourense donde se grababa la película. Viajó en un coche con su mujer, Dolores, y su hijo Pablo, quien aportaba la música y el sonido para la inolvidable obra de Chano Piñeiro.

Manuel dijo inicialmente que no quería participar en las filmaciones. Pero el cariño que le tenía a Chano, y la insistencia de este, acabaron por convencerlo. Además, según contaba él mismo ayer, no tendría que realizar ningún esfuerzo interpretativo porque iba a encarnar al personaje del cartero en una historia real en la que ya era un personaje. «Tiven que facer de min mesmo -dijo- e estiven na miña salsa. Fíxose unha gravación, e outra máis de reserva, pero logo todo saíu á primeira. En realidade, o que fixen foi repetir o que foi o meu traballo diario durante moitos anos. Recordo tamén que non me pagaron nada, pero iso ocorreu con todo o mundo; ninguén ía cobrar. Non esperaba o éxito que tivo a película».

Dolores Rivas, que ya llegó a los 85 años, se??encontró el día de la grabación con una petición de Chano para actuar de figurante. Tampoco pudo negarse. «Pedinlle -recordaba ayer- algún pano da cabeza, un mantón e unha saia vella, pero comentoume que non facía falta. Ía ser a señora do pobo, e filmáronme ao final cunha blusa branca e un laciño».