«Mi riqueza literaria viene de los cuentos que me contaban mis abuelos»

Manuel Beceiro

CULTURA

En su obra «Aunque seamos malditas», la novelista nacida en Os Ancares presenta a la mujer como símbolo de la persecución

28 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Ancares, frontera entre Galicia y Asturias, entre la leyenda y el mito, donde vivió su infancia la escritora Eugenia Rico, es el lugar de partida de su quinta novela, Aunque seamos malditas , editada por Suma de letras. En la segunda de las obras de su tetralogía, iniciada con El otoño alemán , la novelista alza a la mujer como símbolo de la persecución inquisitorial de todos los tiempos. La protagonista, Ainur, regresa a una aldea en la montaña refugiándose de la sociedad que la agrede para retornar a las profundidades de la historia, la tradición y el misterio de sus antepasados. Estos elementos se avivan cuando investiga la vida de Selena, «la que habla con lobos», descubriendo que en su Galicia natal no todo pertenece al pasado.

-¿El haber nacido en un espacio de frontera también ha determinado el que su literatura sea fronteriza?

-Sí, literariamente también soy fronteriza. Yo nací en Oviedo. Mi madre es gallega y mi padre asturiano. Nací en la montaña de Os Ancares, donde a un lado es Galicia y al otro Asturias, que es exactamente igual que la parte de Lugo, con las mismas casas de piedra. Todo un mundo fronterizo, mítico y misterioso, con lo cual literariamente es muy rico. Yo de niña vivía con mis padres, y creo que toda mi riqueza literaria es por los cuentos y las historias que me contaban mis abuelos.

-¿El que la protagonista de «Aunque seamos malditas» se refugie en un pueblo de montaña huyendo de los inquisidores actuales significa que es la novela más influenciada por sus raíces?

-Sí, esa experiencia de niña tiene mucho que ver con mi última novela, que es una vuelta a casa, y literariamente a los autores que me han devorado el alma, desde Torrente Ballester a las hermanas Brontë hasta Robert Walser y un poco de David Foster... Es una vuelta un poco a los temas atlánticos.

-La novela supone también una vuelta a las raíces porque rinde un homenaje «a la tradición mágica y oral del Norte» en contraposición con el realismo castellano.

-Sí. Porque mi teoría es que en Galicia, como hay mucha humedad, no se sabe muy bien lo que está dentro y lo que está fuera de la piel. Y eso hace que tengamos este imaginario de leyendas tan rico y que las novelas sean a la vez psicológicas y del subconsciente, que es lo que se manifiesta entre la niebla.

-¿Está de acuerdo en que «Aunque seamos malditas» tiene elementos de novela histórica y detectivesca?

-No es una novela histórica al uso, pero tiene muchísima documentación histórica. No es una novela policíaca o de misterio al uso, pero hay una intriga, un misterio, hay algo de thriller psicológico, de fábula, de mito. Pero no es una novela histórica al uso porque yo creo que estamos en el siglo XXI y hay que buscar nuevos caminos para la novela que más bien sean carreteras asfaltadas. Escribir ahora novelas como las de Galdós, que tanto admiro, o como la maravillosa Los pazos de Ulloa , de Pardo Bazán, es como hacer coches sin aire acondicionado.