Jaime Rosales busca soluciones a la violencia de ETA en «Tiro en la cabeza»

Efe

CULTURA

La película presentada recrea el asesinato de dos guardias civiles a manos de dos terroristas ocurrido el pasado diciembre en Capbreton.

23 sep 2008 . Actualizado a las 17:13 h.

«Tiro en la cabeza», la recreación de Jaime Rosales del asesinato de dos guardias civiles a manos de dos terroristas ocurrido el pasado diciembre en Capbreton (Francia), se presenta en el Festival de San Sebastián con la intención de que «se empiecen a buscar nuevas soluciones a la violencia».

Así lo ha explicado el reciente ganador de los Goya por la experimental «La soledad», que en este nuevo trabajo aborda el terrorismo etarra desde su particular forma de entender el cine, rodado con teleobjetivo, con sonido ambiente pero sin posibilidad de escuchar los diálogos que se suceden en la vida cotidiana de su protagonista, el hombre que termina asesinando a los dos guardias civiles Raúl Centeno y Fernando Trapero.

«Tiro en la cabeza», que se estrena en salas comerciales el próximo 3 de octubre, aborda «un problema muy contaminado ideológicamente» y por ello el cineasta catalán sustrae su dimensión ideológica, a través del encadenamiento de «hechos ininteligibles que sólo se podrían entender dándoles una lectura ideológica». Y parte de una premisa: «Si la ideología hace inteligible algo absurdo es que la ideología es absurda».

La intención de Rosales de rodar con actores no profesionales le llevó a pedir a Ion Arretxe, su operador de cámara en su anterior película, que encarnara al terrorista al que el espectador sigue durante todo el metraje con una mirada de «vouyeur». Un trabajo que «adquirió una importante dimensión de ejemplaridad» cuando Arretxe confesó al cineasta durante el rodaje que en 1985 fue acusado de pertenecer a la banda terrorista ETA, por la que le fue aplicada la ley antiterrorista. «Fue una experiencia dolorosa y traumática vivida a los 21 años de edad. Quizá me haya cambiado más de lo que pienso, aunque he intentado que no generara musgo en el corazón», recuerda Ion Arretxe a Efe. «No conocía su historia personal pero sí le conocía a él personalmente y en él encontré la sensibilidad especial que busco en mis actores», contesta Rosales.

A lo largo de la escasa hora y media que dura la cinta, el director de «Las horas del día» ofrece al espectador «una experiencia tremendamente subjetiva», sin condicionar hacia ninguna dirección, pero provocando cierto desconcierto: «Aunque cada uno encuentre elementos para dar a la película la interpretación que le interesa, me aseguro de darle otros que lo desactivan», explica.

Tras caerse del programa del Festival de Cannes, donde ha proyectado sus dos anteriores trabajos, Jaime Rosales pensó que el mejor lugar para mostrar esta película era «en la ciudad en la que se rodó», siguiendo el consejo de sus distribuidores que consideraron el certamen donostiarra como la plataforma perfecta para esta propuesta.

«Aquí va a recoger máxima amplitud de audiencia y de recepción, sea cual sea, aunque no me gusta la polémica», defiende el director catalán, que lamenta la noticia de los atentados recientes en el País Vasco y que «cree que van a contaminar a la película». «Pretendo apartar de ella porque no ayuda a desatascar el problema, hay que hacer que las posturas sean menos radicales y todas las acciones políticas al respecto no han dado solución hasta ahora. Por eso es mejor apartarse de ello», concluye.