Siete vidas más para los gatos negros de Yosi

SOCIEDAD

Los Suaves congregan a 8.000 personas en Vilagarcía

22 ago 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Escena verídica, hace cosa de veinte veranos. Tres chavales se meten de fuciños en la fuente de una peculiar estatua ecuestre que afeó largo tiempo la plaza de España de Ferrol. Mientras, en un caseto mono de impronunciable marca alemana suena Peligrosa María , grabada al aire en una TDK de 60. El baño les cuesta 5.000 lúas de las de entonces en concepto de escándalo público, o algo así. Años después, a uno de ellos le esmaga el pie derecho un 600 saliendo de un concierto en Ares. El tipo corona la noche durmiendo bajo una gamela junto a dos compinches, perseguidos por airados mariñeiros. Hay grupos que a uno le hacen menear la pierna. Otros, los grandes, ponen banda sonora a una vida. No hace falta explicar en cuál de estas divisiones juegan Los Suaves.

Rondan a la banda del gato negro rumores de separación. El tiempo dirá. Entretanto, esta gente es capaz de meter a ocho mil personas en un concierto. Lo hicieron el miércoles, sin postureos baratos, en Vilagarcía. De acuerdo. Tal vez a Yosi la voz le venga justa a estas alturas para pedir dos quintos en un bar repleto. Pero a quién le importa si sobre el escenario baila como una peonza durante tres horas un fenómeno que peina ya 60 tacos. Hay virtuosos de salón que se dejan los dedos en la guitarra y la garganta en el micro durante media vida persiguiendo lo que este hombre de As Burgas trae de serie bajo el brazo desde hace 28 años. Los mismos que tiene su grupo, los mismos que su hermano Charly lleva dándole cobertura y vidilla con su bajo, dos pasos más atrás.

Los temas van cayendo, empujados por las guitarras de Alberto Cereijo y Fernando Calvo, y la batera de Tino. Algunos, verdaderos clásicos. Otros, no tanto. «Debo estar haciéndome joven, porque no conozco la mitad del repertorio», comenta un amiguete. Antes, durante y después, silla, trago al cubata, dos caladas al truja recién prendido y vuelta.

A Yosi hay que bajarlo de lo alto de los bafles porque se echa a los leones, que rugen y piden más. Cómo no perdonarle los pecados de su anterior ocupación. ¿Y dicen que Los Suaves se van? Charly canta: «Empezaron llamándonos los ourensanos, después la veterana banda de Ourense, luego el mítico grupo. Acabarán llamándonos legendarios». Y canta claro.