La cocina de la integración

Juan Torreiro

A CORUÑA

Un grupo de mujeres inmigrantes asisten a un taller de cocina en Culleredo

17 dic 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

El momento de cruzar el umbral de la puerta del Centro Ocupacional A Escada que el Concello de Culleredo tiene en la zona de la Cros, en O Burgo, llegó acompañado de un agradable olor a comida que conducía directamente a la cocina. Allí estaban algunas de las mujeres inmigrantes que realizan un taller de cocina dentro del programa Aulas Abertas, una activida d de los Servizos Sociais municipales, que organiza la Asociación Mestura y que ayer decidieron ofrecer una pequeña degustación de los platos elaborados gracias a los conocimientos que están adquiriendo de la gastronomía local.

Sin duda, los fogones dan buen rollo; animan a la charla y a las bromas, y eso es lo que se desprende de este grupo interracial de mujeres que han decidido apuntarse a este taller de cocina con el fin de familiarizarse con nuestros sabores, nuestro productos y con la forma de elaborarlos. Mila es de Moldavia y lleva un año viviendo en Culleredo, tiene dos hijos «que estudian en gallego» y ella trabaja en un restaurante. El curso le sirve para desenvolverse en la cocina con más facilidad y los platos «no son tan distintos a los de mi país, aunque allí no son tan especiados», asegura. Mientras, la nigeriana Nogale explica que en «Nigeria comemos de todos salvo cerdo», lo dice mientras rellena unos huevos duros. Entre tanto, la dominicana Margarita y Aurora decoran los demás platos. Al final, el menú consistió en huevos de codorniz, gambas rebozadas, pastel de pescado, mejillones y tarta de queso. Todo muy bueno, por cierto.

Para Aurora López, profesora de cocina responsable del taller, está experiencia está resultando muy agradable, además «es muy gratificante trabajar en estas condiciones, con personas que disfrutan con lo que hacen», asegura. En definitiva, el taller está resultando muy positivo porque además las mujeres pueden asistir a clase con sus hijos, quienes están al atento cuidado de Samer, integrador social del centro.