El furtivo que causó un incendio en la cofradía alega que se le fue la cabeza

A CORUÑA

09 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Santiago hizo lo que hizo «porque estaba desesperado» y porque perdió la cabeza después de ver como le negaron una y otra vez durante los últimos diez años el carné de percebeiro. Esto lo confesó ayer un hombre de 49 años desde el banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial. Lo acusan de prender fuego en la cofradía coruñesa el 27 de septiembre del 2007. El fiscal pide para él una condena de seis años de prisión.

El procesado, conocido por dedicarse a la extracción de percebe de forma furtiva, se introdujo en el inmueble con una garrafa de gasolina y se dirigió a la quinta planta, donde se encuentran la Cofradía de Pescadores y la Delegación de Pesca. Una vez allí, entró en el pósito y esparció el combustible mientras gritaba: «¡Me estáis arruinando la vida!».

En ese momento, dos administrativas pidieron auxilio y huyeron mientras el individuo prendía fuego a la gasolina. Al oír los gritos, el ordenanza acudió a socorrerlas desde la cuarta planta, momento en el que se topó con el incendiario: «Entré allí y el hombre se giró y me salpicó en la pierna izquierda, yo intenté retirarme pero me dio igualmente. Luego se marchó», indicó.

La idea de quemar el pósito con gasolina comenzó a rondarle por la cabeza una semana antes, «cuando vio en la televisión el caso de ese vallisoletano que se encerró con rehenes en el Ayuntamiento de Cigales por un problema de tierras», apuntaron sus familiares, que entienden lo que hizo a pesar de los daños causados y de los que pudo haber llegado a causar.

Carné

Santiago relató que comenzó a salir al mar a los 16 años y que lo tuvo que dejar para cuidar de su hijo, postrado en una cama, en estado vegetativo. Obligado ?a dejar la pesca, pensó que el marisqueo por la zona cercana a su vivienda (Rañobre, Arteixo) era la mejor opción. «Siempre me negaron el carné de percebeiro», declaró.

Santiago se define como persistente, y empecinado en que merecía el carné, no dudó en presentarse en Santiago varias veces para entrevistarse con la conselleira para contarle sus penas.

También habló varias veces con el ex alcalde de Arteixo Manuel Pose. Pero tuvo el no por respuesta. Mientras los años pasaban, Santiago se dedicó al furtivismo. El percebe ilegal era su fuente de ingresos. La víspera del ataque fue sorprendido en la torre de Hércules con dos kilos de percebe y la policía le comunicó una sanción de 3.000 euros. Eso fue la gota que terminó por desesperarlo, reconoció el procesado. Así, al día siguiente cogió la garrafa de gasolina y se plantó en las puertas del pósito «sin saber ni lo que hacía».