El acusado de capar a su caballo con tenazas de jardinero alega que el animal era suyo y la operación salió perfecta

ABEGONDO

11 jun 2009 . Actualizado a las 11:19 h.

Jesús N.?N., el vecino de Abegondo acusado de castrar a su caballo atándolo a un árbol y cortándole el nervio testicular con unas tenazas de jardinero, acudió ayer al Juzgado de lo Penal número 5 para relatar lo que había hecho con el animal el 30 de marzo del 2007.

La fiscal, que pide que sea condenado a una multa de 2.800 euros, lo acusa de un delito de intrusismo, al entender que realizó un trabajo sin título alguno, supliendo a un veterinario. Pero el hombre afirmó que lo hizo muchísimas veces porque tenía conocimientos sobrados. Y nunca lo hizo por encargo, siempre a sus animales.

Compra

El hombre explicó que el día anterior a los hechos le compró un potro de tres años a un vecino por 1.200 euros. Y se propuso castrarlo. Buscó un árbol, ató el animal y procedió. Le abrió los testículos con un bisturí, cogió el nervio con un hilo y cortó con tenazas de jardinero. Asegura la fiscal que tal era el dolor y sufrimiento del percherón que ni las ataduras evitaron convulsiones tales que provocaron que se le saliesen parte de las tripas. En cambio, un veterinario que acudió al día siguiente comprobó que el animal se encontraba en perfectas condiciones y que la operación había resultado perfecta, igual que si lo hubiese hecho un profesional titulado.

Y es que el procesado tiene muchos conocimientos en la materia, pues, según explicó en la sala, estuvo durante muchísimos años acompañando a un capador, a lo que se suma la amplia experiencia con sus animales.

El procesado, de 79 años, reconoció que aquel día buscó un árbol, sujetó la cabeza del animal y luego echó mano de unas cuerdas. Primero, juntó sus patas delanteras y una de las traseras y las ató, tirando de la cuerda con el enganche ?del remolque de su coche con la intención de tensar el cordón. Luego usó otra cuerda para la cola y la pata trasera que quedaba libre. Una vez que el animal no podía ni mover un músculo, le inyectó un medicamento de uso veterinario. ?Posteriormente, procedió a cortar la piel de los testículos usando un bisturí metálico. Luego, ató el nervio de un testículo con un hilo y realizó el corte con unas tenazas de jardinero, para posteriormente administrarle en la zona de ?la intervención un antibiótico y suero antitetánico.

Durante la intervención quirúrgica el caballo se encontraba con la barriga abierta a la altura de los testículos, al tiempo que el procesado tensaba la cuerda que sujetaba al animal tirando de ella con su propio vehículo. Sobre las tenazas, el imputado explicó que «estaban preparadas por él mismo para dedicarlas a este tipo de operación quirúrgica».