Los acusados de serrar la estatua de Millán Astray alegan que fue un acto contra el fascismo

A CORUÑA

21 abr 2009 . Actualizado a las 11:20 h.

Los tres acusados de serrar la pierna derecha de la estatua de Millán Astray no negaron los hechos. Reconocieron que el 18 de mayo del 2005 se presentaron en la plaza que lleva el nombre del fundador de la Legión con una amoladora y procedieron al corte «no marco da protesta pola retirada da simboloxía fascista das nosas rúas». Tanto es así, que lo hicieron «a cara descuberta», en el contexto de un «acto público» en el que estaban presentes varias asociaciones que respaldaban la acción.

Pero ni el fiscal, que pide para ellos un año y nueve meses de cárcel, ni la acusación particular, que solicita que sean condenados a tres años de prisión y una multa de 18.000 euros, consideran sus actos como una reivindicación, sino como un delito de daños en bienes de valor histórico, artístico, científico cultural. La tipificación dio pie a la defensa para advertir de que la efigie del militar coruñés no está catalogada, por lo que no puede considerarse un ataque contra el patrimonio. Otra de las bazas del abogado de los procesados se la sirvió un técnico municipal, que declaró ante el juez que el bronce con el que se hizo la figura «es de mala calidad». Si eso es cierto, el valor del daño causado por sus clientes «podría no alcanzar los 400 euros», por lo que sus actos no estarían catalogados como delito, sino como falta.

El abogado de la defensa, Guillerme Presa, quiso justificar los actos de sus patrocinados, como una acción contra la figura de un «militar fascista, caracterizado por dicir cousas como que os vascos e os cataláns son o cancro de este país». Este letrado dice que sus clientes estaban cumpliendo con su deber al ejercer un derecho constitucional que establece la posibilidad de «eliminar todos os elementos simbólicos que atenten contra a dignidade das persoas».

Fundición

Para finalizar, el letrado mostró sus deseos de que en el momento en que la efigie sea retirada de la plaza «termine fundida e que sirva para facer placas conmemorativas das vítimas de ese fascista».

Pero tanto la acusación pública como la particular no quisieron llevar el juicio al terreno político o ideológico. Se limitaron a expresar que los tres procesados se presentaron en la plaza de Millán Astray muy de mañana el 18 de mayo del 2005 cuando desplegaron los utensilios de trabajo alrededor de la estatua. Tenían todos los útiles. No les faltaba nada; ni siquiera el mono blanco de faena, así como las gafas y los guantes de protección. Encendieron un generador eléctrico al que conectaron una amoladora. Y procedieron. Estaban en ello cuando apareció la policía.

Los jóvenes, que permanecieron arrestados en el cuartel Lonzas durante aquel día, no opusieron resistencia, pero sí trataron de hacer valer las motivaciones por las que habían llevado a cabo el atentado.