Liquidación por cierre en Fuente Álamo

A CORUÑA

09 abr 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La calle Fuente Álamo está de saldo. La realidad de esta vía del Agra del Orzán es un preocupante termómetro de cómo respira el sector del pequeño comercio. Hace apenas unos meses esta calle era un ajetreo de bolsas y colas en los mostradores. Pero hoy apenas hay rastro de esa estampa. Persianas cerradas, carteles de venta de negocio van ganando la partida a los comerciantes que esperan estoicamente a que pase una nueva ola de bonanza.

Entramos en una tienda de congelados regentada desde hace más de dos décadas por José García. El local no puede ser más atractivo ya que abarca el arco de una gran esquina. Pero está vacío. «Hay clientela fiel, pero ahora en vez de llevar medio kilo de pescado llevan un cuarto», señala el propietario del negocio y del local. «Es lo que me salva, yo no debo abonar un alquiler cada mes porque si fuera así ya habría cerrado hace tiempo», añade. José se queja de las cargas impositivas. «Lo del recibo de la luz es increíble y los impuestos están por la nubes», dice.

Muy cerca, casi en la esquina de enfrente, una tienda de calzados oriunda de Ourense acusa la crisis pese a disponer de un lugar estratégico en la popular Fuente Álamo. Tras el mostrador, Susana, la afortunada que pudo mantener el puesto de trabajo después de que el propietario tuviera que prescindir de una de las dos dependientas. «Éramos dos y quedé yo sola», sentencia la joven, quien apunta que hay negocios a los que le ha ido peor: «Una tienda de ropa abrió hace un año y ya está cerrada». Pero la propia tienda de calzado pasa sus apuros. «Si antes, por poner una cifra, entraban cien personas en un día ahora entran veinte y ni siquiera para probar, solo miran y se van», concluye Susana.

Otra tienda de moda cierra «por reforma». Suena a consuelo. Peor suerte ha corrido la droguería de al lado, cuyo polvo acumulado desvela que la crisis le llegó hace muchos meses atrás y ya no vende nada.

Lo que sí está en venta es un local de 125 metros cuadrados próximo sin vestigios de vida comercial. Roupa de muller San Lody tampoco abre sus puertas, ni dos de los cuatro locales siguientes. En la acera de enfrente encontramos otro mal menor: «Nos trasladamos a Alcalde Lens».

«La crisis es psicológica», sentencia Fina, del establecimiento Damas moda. «Se habla tanto que al final la gente coge miedo y no compra», considera. Ella está en fase de liquidación por cierre. «Pero porque me jubilo», aclara.

Cafés a 50 céntimos

En mitad de la calle Fuente Álamo, una cafetería se adapta a la nueva situación económica. Los cafés están muy por debajo de la tarifa Zapatero. En el bar Saimon cuestan cincuenta céntimos, y un euro en las mesas de la terraza. Las cañas también se pagan con un euro. «Pero la calidad es la misma, que quede claro», señala María José, quien atiende detrás de la barra. Esta hostelera es la excepción del optimismo en una calle que languidece económicamente. «Yo no me quejo, solo abro por las mañanas y la clientela responde», explica.

Sin embargo, la mayoría de negocios de la zona lamenta la crisis económica y sus dueños apuntan a un culpable muy secundario, pero importante para los comerciantes: «En esta zona es imposible aparcar».