Rótulos con vocación de perdurar

A CORUÑA CIUDAD

Muchos letreros comerciales de la ciudad permanecen en la memoria colectiva. En ellos se combinan joyas del diseño y casos que hoy en día sorprenden por lo bizarro

23 feb 2009 . Actualizado a las 14:59 h.

«Sabemos más de nuestro entorno de lo que creemos, al mirar se activan asociaciones en nuestra memoria». Lo dice Felipe Peña, presidente de la Comisión de Cultura del Colegio Oficial de Arquitectos de A Coruña. Y lo dice sobre los rótulos comerciales, esa yuxtaposición de letreros en los que se puede ver evolución histórica de la ciudad: de los letreros en metal de principios de siglo a los carteles de plástico con iluminación interior de los sesenta, pasando por los neones de los ochenta o la actual uniformidad globalizadora de las dos últimas décadas.

Aunque Peña cite al nuevo edificio de R del Obelisco («usan la fachada con sus motivos y lo van cambiado a lo largo del año»), por lo general, la cartelería invita a un tiempo pasado. «Forman parte da paixaxe urbana dende a infancia e por iso tendes a pensar nos que xa on están», reflexiona el diseñador Pepe Barro, que en su memoria sentimental guarda muchos de ellos: «Me gusta moito unha administración de lotería de San Andrés, O Gato Negro, cun debuxo precioso con gato moi xeométrico». También siente una gran devoción por la Sastrería Iglesias de la calle Riego de Agua. «Lle teño un especial cariño a sastería iglesias, en especial pola placa de metal de forma ovalada da entrada. Recolle moi ben ese espíritu do princpio do século viente».

Ese local,se ha convertido en una especie de símbolo de armonía entre lo comercial y la arquitectura. «Es que es fantástica», señala Fernando Agrasar, profesor de la Escuela Técnica de Arquitectura. «Es un superviviente que ha aguantado a lo largo de los años por la voluntad de su propietario de conservar el diseño. Es una total coherencia entre el edificio, el local, y el escaparate. El día que desaparezaca será una tragedia, porque forma parte de la identidad de la calle».

Precisamente esa concordancientre arquitectura y cartelería la persigue el plan Plan Especial de Protección y Reforma Interior (PEPRI). Establece una serie de líneas, entre las cuales ya no tendrían cabida muchos de los letreros que actualmente se pueden ver en la calle Real y Riego de Agua. Además, fomenta la sustitución de los ya instalados que no encajen en la norma. De este modo, una de las imágenes más clásicas de la ciudad -la visión nocturna calle Real con letreros luminosos- está condenada a desaparecer.

«Poucas pezas de ahí deberían ser indultadas», comenta Barros a quien, por ejemplo, le gusta el letrero de la cafeteria Kirs («con esa K insertada no escudo»). Agrasar afirma ser partidario de «huir de banderolas plásticas y de rótulos con luces interiores» y Felipe Peña, por su parte, hace una reflexión: «La calle Real tiene fachadas de gran interés. No se pueden perder en esa sensación de que todo puede ocurrir, como a lo mejor puede pasar en otras zonas como la calle Barcelona».

Hai voces, sin embargo. que se pronuncian en otro sentido. Xoan Mosquera, del departamento de Urbanismo de la ETSAC señala que «la calle Real tiene ese zigzaguero que fomenta eso. Los carteles en perpendicualar lo hacen muy atractivo. Existen espacios ordenados como María Pita, pero ese debería tener ese punto de vitalidad y de libertad».