La ancestral lucha entre hombres y caballos cobró vida en A Curota

María Xosé Blanco Giráldez
M. X. Blanco RIBEIRA/LA VOZ.

CARBALLO

Cientos de personas presenciaron el encierro, rapa y marcaje de 300 equinos

12 jul 2010 . Actualizado a las 10:28 h.

Hay rituales antiguos que, lejos de pasar de moda con el paso del tiempo y convertirse en un simple capítulo de la historia, son citas ineludibles en el calendario festivo de Barbanza. Es el caso del Curro das Canizadas. Su éxito quedó demostrado ayer, una vez más, cuando cientos de personas se dieron cita en el monte A Curota con un único objetivo: ver como la ancestral lucha entre hombres y caballos cobraba nuevamente vida con el encierro, rapa y posterior marcaje de unos trescientas equinos.

Pero los preparativos de este espectáculo arrancaron ya a primera horas de la mañana, cuando un grupo de ganaderos coordinados por la asociación de Posmarcos empezaron a recorrer el monte en busca de caballos. Esta primera fase del ritual culminó sobre la una de la tarde, momento en el que unos trescientos ejemplares ocupaban el curro.

Tanto los ganaderos como el numeroso público que se dio cita en el lugar -algunos grupos de amigos habían dormido en tiendas de campaña- repusieron después fuerzas. Unos, aprovechando la sombra de los pinos que todavía se conservan en este incomparable marco natural barbanzano y, otros, al cobijo de una carpa en la que el afamado Beluso sirvió varias exquisiteces, entre las que no faltó su pulpo á feira.

Entre los comensales se encontraban el subdirector xeral de Gandaría, Manuel Castro-Gil Amigo; el regidor pobrense, Isaac Maceiras, y diversos concejales.

Momentos intensos

Fue a primera hora de la tarde cuando el ambiente se caldeó en el curro das Canizadas. El público aplaudió y vibró cada vez que uno de los avezados ganaderos trataban de imponer su fuerza ante animales que se resistían a ser inmovilizados. Pero, en solitario o con ayuda, poco a poco los hombres fueron ganando la batalla y desarrollando con éxito las partes más intensas de la fiesta equina: la rapa y el marcaje de los caballos.

La recta final de la jornada fue mucho más lúdica, con juegos para los más pequeños de la casa, concursos de doma, carreras equinas y hasta el sorteo de un potro y un cerdo.

Si bien es cierto que las condiciones meteorológicas que se registraron ayer en Barbanza, con buen tiempo pero sin una calor sofocante, contribuyeron seguro al éxito de participación que registró el Curro das Canizadas, la fiesta equina se vio perjudicada, de alguna forma, por el partido de la selección española.

El interés que el encuentro despertó entre los aficionados al mundo del caballo quedó patente en las camisetas y banderas que pusieron una nota de color al curro y provocó que buena parte de los asistentes adelantaran el regresos a sus hogares. Aún así, el ritual se cumplió, y con creces, puesto que la afluencia de público confirmó que la fiesta equina sigue teniendo adeptos en Barbanza.