«Nosotros hacemos que se conserve la magia del cine»

M. Beceiro SANTIAGO/LA VOZ.

CARBALLO

El cineasta laxense integra el equipo de «O meu amigo invisible», triunfador en Curtocircuíto y Sundance

02 jun 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

El cine gallego en formato corto fue uno de los triunfadores en el último festival internacional Curtocircuíto, al llevarse el premio de la sección Competición Española el filme O meu amigo invisible, dirigido por Pablo Larcuen, quien estuvo acompañado en la entrega del galardón por el montador de la película, Antonio Gómez-Pan, un joven nacido en Laxe que vive en Madrid y estudia en la Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña (ESCAC).

-El premio de Curtocircuíto venía precedido de una muy buena aceptación del filme en el festival de Sundance. No les pillaría, pues, de sorpresa.

-El corto lo estrenamos en enero en Sundance, y a raíz de ahí firmamos con la distribuidora Freak para un montón de festivales como el de Málaga, Santiago, Nueva York y Los Ángeles. Y sí, estamos muy contentos porque el corto está funcionando muy bien, hasta tal punto que logramos venderlo a la televisión, en Italia y a Canal Plus.

-Y todo ello con una sencilla historia de un niño con problemas de soledad.

-Sí. Se trata de un niño con problemas para relacionarse, introvertido en extremo, al que un día se le aparece un amigo invisible que trata de convencerle e insistirle en que sea más sociable. Luego la historia da un giro y resulta que el amigo invisible no es tal...

-Tengo entendido que el corto es producto de un proyecto de fin de carrera.

-Surgió de un ejercicio que teníamos que hacer para aprobar una asignatura. En realidad fue una odisea que salió muy bien, hasta tal punto que yo hice una apuesta con Pablo, el director, que si lográbamos que nos seleccionase un festival como el de Sundance yo me tatuaría. Así fue, y la verdad que resultó una experiencia preciosa, porque conocimos a Robert Redford, Bill Gates y Walter Murch, el montador de El Padrino, considerado el mejor del mundo. Todos ellos nos dieron ánimos a nosotros, que éramos los más jóvenes del festival.

-¿Y cómo son estos dioses en el trato en corto y con gente del corto?

-Son gente muy agradable, que te expresa que le gusta tu trabajo y te anima.

-Los montadores son como los enanitos del arte del celuloide, unos grandes desconocidos trabajando en silencio, aunque en última instancia dependa de ustedes la obra final. ¿No les llega a desilusionar?

-Pero eso nos beneficia, porque nosotros lo que hacemos es conservar la magia del cine. Somos como el mago que sabe los trucos de la magia, pero que si el público llega a saberlo pierde el encanto.