La Mostra de Cee cerró con mucho público y la pena del escaso presupuesto

La Voz

CARBALLO

30 ago 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Es justo hoy cuando se cumple una semana del arranque de la Mostra de Teatro de Cee, una institución en el verano cultural de la Costa da Morte y de media provincia. O aturuxo de Melpómene , función para niños, abría el cartel de la edición número 22 que se cerraba el viernes por la noche, bastante más allá de la madrugada, con Ruso Negro y Fratelli Negroni. Swing e mentiras.

A los dos días del cierre del telón, Artur Trillo, alma y corazón de la Mostra junto a un puñado de ocho o nueve compañeros, hace balance. Lo bueno ha sido la afluencia y la marcha de los espectáculos. «Mellor do que esperabamos», reconocía ayer. Lo malo, el escaso presupuesto. Es sabido que Artur siempre se lamenta de la falta de dinero cuando llega la Mostra, pero pocas veces lo hace cuando acaba. Esta vez, si. «É que pasamos dos 45.000 euros do ano pasado aos 17.000 deste, é moita diferenza».

La respuesta principal está en la Consellería de Cultura, «que este ano non deu nada», a la que hay que añadir el matiz de que, en la edición anterior, Talía había aportado alguna cantidad, pero esta vez no: «O que non podemos é vestir un santo para desvestir outro. Se as autoridades non apostan, pois nós tampouco», y más en un momento en el que han realizado inversiones importantes y tampoco estaban muy sobrados. De la taquilla se consiguen algunos fondos (3 euros la entrada, 24 el bono) , pero nada del otro mundo. «Isto, economicamente, non compensa, pero moralmente, si. É moito, moito traballo».

La mayor parte de la compensación moral viene precisamente de esa afluencia de espectadores, más en unos que en otros. Siempre se hacen números, y esta vez no va a ser diferente. «Calculamos que arredor de 4.500 personas, entre o exterior e o salón de actos do Concello». Artur no lo dice, pero Talía fue la que más gustó. Palabras encadeadas (en Muxía, el martes) ya se daba por hecho, y ocurrió lo mismo con otra muy diferente, más familiar, como es Valentino Rufini e Âkil Pillabán de viaxe a Milán (e van sen un can) . La función (se repetirá en Cee el 3 de octubre) fue el viernes y fuera se quedaron unas cien personas, de la expectación que había. Alguno protestó, reclamando un lugar más grande, pero no lo hay. Tal vez el año que viene en la Casa da Cultura, que esta vez, y pese a las desconfianzas de Trillo, sí parece factible. En un gran auditorio, la Mostra será otra cosa.

Más allá de Talía, Artur señala, por ejemplo, el éxito de David Amor, lo mismo que Paula Carballeira en sus dos sesiones, y el «sorprendente» espectáculo de Carrachanacacha de Narón, con Comendo pementos de Narón con Tarantino . Aunque hubo más que destacaron y merecerían figurar.