Seprona y Concello noiés rescataron un perro que agonizaba atado a una cadena

BARBANZA

05 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Tanto un operario municipal como los miembros del Seprona de Noia y dos veterinarios de la Xunta vivieron ayer, sobre la una de la tarde, una de esas situaciones que deja lleno de rabia y con los pelos de punta a cualquiera. En el lugar noiés de A Ponte de San Francisco rescataron un perro que agonizaba atado a una cadena. El can tenía el pescuezo en carne viva y varios anclajes de la correa totalmente incrustados en su cuerpo. Antes de retirarlo, se pidió permiso a la jueza y se decidió que su propietario, vecino de un lugar del municipio noiés, será imputado por un presunto delito de maltrato animal.

El sitio donde permanecía el can ya lo decía todo. El animal estaba en medio de un bidón oxidado, heces y otros cachivaches de hierro, al aire libre y, lógicamente, expuesto a la lluvia torrencial que caía ayer en Noia. Una cadena muy corta le prendía a la puerta trasera de una casa que, pese a parecer de reciente construcción, está semiabandonada. Es decir, se trata de uno de esos inmuebles a medio construir en el que ayer no había absolutamente nadie.

Al parecer, el Seprona se enteró de la situación del animal y decidió empezar a tirar del hilo. Lo primero que dejó con la boca abierta a los agentes fue el hecho de que tuviese unas heridas enormes en el pescuezo. Y es que, aunque en apariencia se trata de un lindo y alegre cachorro, al acercarse uno se da perfectamente cuenta de que la cadena que le pusieron hizo que parte de su cuerpo acabase en carne viva. Además, permanecía lleno de pulgas. Tan mal vieron los miembros del Seprona al perro que creyeron que igual tendría que ser sacrificado -daba la sensación de que estaba agonizando-, de ahí que actuasen de forma urgente. Se pusieron en contacto con la jueza para que autorizase su retirada y con el Concello de Noia, para que se encargase de él.

Con los veterinarios

A partir de ahí, se puso en marcha un operativo para que los veterinarios de la consellería, un operario municipal y los propios agentes de la Guardia Civil se llevasen al can. No fue una labor fácil, los veterinarios inspeccionaron al animal en el sitio, y lo primero que dijeron fue que las heridas se podían curar. Sin embargo, tuvieron serios problemas para sacarle la cadena de encima. ¿Por qué? Las llagas eran tan profundas que los anclajes se habían clavado en la piel y, por tanto, era complicado retirarlos. Al final, tuvieron que utilizar una cuchilla y una cizalla para liberarlo.

Posteriormente, lo cargaron en el vehículo municipal y se marcharon. La previsión era que el perro fuese llevado a una clínica para que luego se le busque algún tipo de solución. Por ejemplo, que una familia lo acoja en adopción o que pueda vivir en alguna perrera. En todo caso, lo más importante ayer era encontrar un veterinario que pudiese poner una cura al animal.

Al juzgado

Y, mientras el Ayuntamiento noiés se ocupaba de la custodia del perro, la Guardia Civil se encargaba de detener al propietario. El hombre está acusado de un delito de maltrato animal. Aunque tras prestar declaración fue puesto en libertad, tendrá que comparecer ante la jueza noiesa el martes. Al parecer, el arrestado dijo que sí se pasaba con asiduidad a dar de comer al perro, y que el hecho de que la cadena estuviese dañando al animal no era culpa suya. Se trata de un hombre joven que, al parecer, no vive en la casa donde apareció el cachorro.