La ría sigue ocultando restos a pesar del continuo expolio

M. García

A MARIÑA

01 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

¿Qué queda del trágico naufragio de 1810? Patricio Cortizo señala que el pecio de la fragata «foi atopado e espoliado en varias ocasións» y menciona en primer lugar la concesión obtenida por una empresa americana en 1890 que se prorrogó hasta finales de esa década del XIX. Hixinio Puentes, por su parte, relata que en 1889 la balandra inglesa Invicta llegó a Viveiro con buceadores con el objetivo de extraer «unha suma considerable que se cre garda aquela ría dende o naufraxio do bergantín Palomo». Patricio Cortizo considera también que la expedición británica incluso que hubiera encontrado algún pecio de los naufragados aquella noche de 1810.

Este autor recoge también que en mayo de 1921 un marinero localizó mientras pescaba, en la playa de Sacido «na cara oeste da ría de Viveiro, os restos dun barco antigo de guerra na baixamar, a uns 3 metros de fondo». Se llamaba Antonio Quelle y consiguió extraer «sen grande esforzo, un anaco de taboleiro de carballo forrado de cobre, que gardou en depósito». Días después el marinero y otras personas extrajeron del buque hundido un cañón de bronce. Señala Patricio Cortizo que «de contado puxo o feito en coñecemento da Axudantía da Mariña de Viveiro, quen se presentou no lugar do achado. As dimensións da peza eran de dous metros de lonxitude e dez centímetros de diámetro na boca. Os restos do bergantín Palomo acababan de ser atopados».

Denuncia a la Guardia Civil

Hay otros descubrimientos de restos de la Magdalena , como el que menciona el Heraldo de Viveiro aludiendo a un vecino de Covas, Antonio López Polo, conocido popularmente con el sobrenombre de Almanegra, en 1951. Sin embargo, y siempre según Patricio Cortizo, no es hasta 1973 que la Guardia Civil es informada «do saqueo que está a levarse a cabo na ría de Viveiro dun pecio alí achado». Es entonces cuando los submarinistas de la Benemérita acceden a los restos de la Magdalena «e rescata o único cañón de bronce con fermosos gravados dun faz de littores (distintivo dun gorro francés da época), ademais dun gorro frixio da revolución francesa, algunha caixa de madeira que contiña estivadas e cubertas aínda coas súas labras de piñeiro, e balas de cañón».

El investigador no duda en resaltar que antes de esta intervención oficial «moitos canóns foron extraídos do pecio e trocados para vendelos posteriormente como ferrancho». Patricio Cortizo ofrece incluso una relación de objetos «atopados e extraídos» de la Magdalena : «Catorce canóns de a 18 libras, depositados na Coruña; canón de ferro de regulamento artillado de 1765; máis anacos de madeira do casco; catro obuses Robira, depositados na Coruña; catro obuses Robira depositados en Lugo; dez obuses de bronce (tres de ellos están en el monumento de Os Castelos); un galibo atopado por don Luis Ferreiro e doado ó Castelo de san Antón; instrumentos de navegación; batería de 18 canóns; 8 obuses; castelo 2 canóns e alcázar 12 obuses», entre otros.

Algunos de los restos de la Magdalena fueron trasladados por la Ayudantía de Marina al Museo do Mar de san Cibrao. Entre otros figuran un motón, caja roldana y peito de madera, un cuadernal y varias culatas de fusil, explicaron desde el museo mariñano.

En las coplas populares

Las tragedias marcan en muchos aspectos. Además de formar parte de la historia, también se incorporan al inventario social y la cultura popular. Hixinio Puentes recoge incluso una copla que se escuchaba en Viveiro el siglo pasado. Dice así: « Dime, bergantín Palomo ,/ dónde fue tu perdición,/ En la playa de Vivero/al toque de la oración./Di fragata Magdalena ,/ ¿qué mal viento te dio el mar?/ Todos los vientos son buenos/ si Dios no da tempestad».